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Comentarios literarios

martes, julio 23, 2019

Un recuerdo de hace 5 años


De quimera
Una flecha en los esqueletos rotos
Una flecha en las calaveras
Una mueca
Veo
este guiñapo absurdo
en una botella de navíos congelados
yaciendo yerto yesca yunta
en dominó dominante doblado y diestro
(Anímicamente desbaratado)
Así quedan los sueños
en la espiral del orbe
en la hélice del tiempo
(Espejismos/ /- juventud ferviente)
la palabra promesa
¡Tu palabra!
La mía de ala desgarrada
no logró anular tu lujurioso afán
Una flecha
una mueca
un sueño perdido
Nos fueron triturando
en la rueda de azar
Se ha roto la quietud de la quimera
Se ha roto.


martes, octubre 16, 2018

La cárcel del martes.




Por Ingrid Odgers


Se repite la rutina de ingreso. Cristián, el joven interno me acompaña a la sala de clases. Esta vez no está el ambiente cargado de olor a cocina, ese tufillo como a comida rancia que se impregnaba fuerte el viernes pasado. Me instalo frente a la mesa de trabajo la caja de materiales la deja Cristián encima de la mesa, ¡voy por la otra señorita! dice animoso. Los alumnos rodean la mesa, son como tres a cuatro, saludan alegres, me llenan a preguntas, qué cómo he estado, que me recordaron el fin de semana, que están muy contentos conmigo…los miro con cariño y agradezco sus palabras. Un alumno me dice ¿puedo ver la caja?, la abro y digo claro que sí, son solo materiales, dime qué quieres que te preste y apunta tu nombre en una hoja. Después de revolver literalmente la caja toma un block y unos lápices, me pregunta ansioso: ¿puede prestármelo señorita? Por supuesto, pero no olvides anotar y pasarme la hoja.

Otro alumno consulta ¿qué haremos hoy día? Entonces les pido que tomen asiento y se tranquilicen, son muy inquietos sin embargo no está esa ansiedad que abundaba por la sala el viernes pasado. Cuando  cada uno tiene sus hojas y lápices empiezo a leerles un resumen de una novela y les pido que escriban su opinión respecto a la actitud de la protagonista y sus circunstancias de vida. En silencio y obedientes como niños de jardín realizan el trabajo luego de comentar en conjunto la novela donde entrego algunos detalles más y les explico la narración. La verdad que había que pasarles una película sobre el libro, pero lejos de lo que creen en Santiago, en la penitenciaría no hay data show, no hay computador que se disponga para la clase…eso no es posible. Les digo que para la próxima clase veré la posibilidad de un Data y un computador… Entregan los trabajos con su visión, algunos hacen un poema. Todo lo recibo me interesa que trabajen pero también charlar, intuyo que ellos lo necesitan ser escuchados por alguien mayor les interesa y mucho. Varios alumnos que se inscribieron para esta sesión, abandonan la sala, hasta la próxima clase señorita, debo ir a trabajar, discúlpeme.

Así es la cárcel, los internos no pueden ausentarse más de una hora - hora y media de sus quehaceres, todos hacen algo y deben cumplir. Les pido: niños para la próxima necesito sus trabajos. Sí señorita, lo haremos. Sin embargo, los alumnos no son siempre los mismos, van rotando cada sesión, unos porque trabajan, otros porque no tienen ánimo. Le pesan las rejas, pero no solo eso, el trato que reciben, ese trato de pertenecer al inframundo, a la escoria social. Muchos sufren depresión, angustia, ansiedad…dolor,  y su único alivio es la marihuana y una que otra pastilla que les venden en la misma prisión.

Les leo algunos poemas como segundo trabajo planeado para ellos y vuelven a sus hojas y retoman el lápiz. Al despedirme la misma ansiosa pregunta: ¿Volverá la próxima semana?

Me dan la mano, unos me abrazan, no se pierda dice otro con cara de súplica. Les acaricio la nuca y me despido. Tengo una sensación contradictoria algo de alegría y algo de dolor. Yo quiero a estos cabros, pienso mientras camino a la guardia a retomar mis objetos personales: La billetera, el celular mi llavero y las gafas. Hay que cubrir rápidamente los ojos para que no adviertan unas rudas lágrimas que se agolpan lento sobre mis mejillas.

sábado, junio 30, 2018

Poema a Soraya


Caracol


A Soraya


Cuánta zozobra vino a tu sino
No quieras recordar
La obtusa manía histérica
La persecución
Los pájaros mutilados
El lento arrastrar del tiempo
El farol apagado
Albur desventura miseria
Albur desventura desdicha
Escribiste en tus cabellos
Y tus pies deletrearon aquella ira
–pobres días -
Muchacha de junio
No fue suficiente el peligro
Que tus dientes vieron en los días tortura
Dime dónde avizoraste justicia
Sable que clavó tu entraña
Cuánta zozobra
Para luego reposar la cabeza en balacera
Y volverte nívea pura inerme
En la fláccida balanza
_ ya lo sabes, esa justicia inexistente_
te dormiste
El clamor es uno ¡No recuerdes!
Y no permitas que olvidemos. No permitas.

lunes, febrero 05, 2018

Un poema de Ingrid Odgers - Concepción de Chile _Febrero 5 de 2018




             

          Tú sabes Sophie

Me quedo pensando en ese horror
Los animales son más humanos
Que el propio humano
Alguien debe haberlo dicho ya
Sí, lo dijo Víctor Hugo:
“…Ahora es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales”.
No puedo decir animal al homicida
Ciertamente sería una ofensa
Menos podría decir Bestia
La bestia  nos humaniza
El animal desencadena el amor
Hace brotar azahares en lo íntimo
-La ternura –

No hay palabra para definir a quien mata
En este caso (y muchos otros), el dolor es océano
Y la impotencia cenit

Tanta
Solo un bárbaro hechicero
Mata a Sophie
Porque solo un demonio
Puede matar
Meterse en las neuronas y criar la ceguera
Eliminar la compasión
Saquear el cuerpo frágil
Quebrarlo Destrozar  Desgarrar

Me quedo pensando en ESE horror
No existe una palabra
Que defina Que concrete y No escasee
Este hecho donde la miseria
(que hiede y tortura)
Impacta provoca
El rechazo El pavor

martes, junio 27, 2017

CRUCE DE PIERNAS



“No razonaré, ni compararé; mi tarea es crear”. William Blake

¿Cuáles son los pasos para la libertad?
El sistema y la esclavización se llevan
todo el canto todo el loor

(Confieso estos ojos no son de este cuerpo)

Ante el burdel llamado astucia
La reverencia
Que simplemente vale champiñón
Y allí están…por allá también…y me circundan
Aprietan y ahogan

Mientras todos cruzan las piernas
Se soplan las uñas Miran la hora o
Toman café en el L’angolo
Un cortado en el Haití – Chela en algún bar

Caricaturas de salón contoneándose
ante el primer
Segundo y tercer bribón
-ya tú lo sabes-
Nunca tan pajarón-ona
(De bellacos está plagado Chile)

Cruce de piernas
Gente normal/  anestesia / sopor
Ríos / anestesia / vertientes / sopor
Y el ciclo se repite
-Aunque sea mi mayor pesadumbre-
Circula por calles  prados y hasta en el orfeón
Los pasos de la libertad se ocultan

Búscale un hueco a la soledad
Cruza las piernas Y estíralas
Haz dormir el cerebro –enciende la TV-
No te agite la vida ni el próximo
Sopla tus uñas  toma café o chela
Déjate llevar por el horario
Extravía la libertad
(No la encontrarás en la rutina ni canon social)

Enterrado/as  en
el mismo diario
el mismo celular o
el whatsaap

Dime dónde –parásito- dónde
Dónde vives la palabra libertad.
Quita esta aflicción
¡Quítala!


©Ingrid Odgers Toloza


miércoles, marzo 29, 2017

El hambre






Ingrid Odgers Toloza


Tengo un hambre terrible
Un hambre
Que no cesa
Día y noche se dibuja en las paredes
Día y noche en fuego y estiércol
-quema y ahoga-
De este ahogo muero
De este fuego huyo
El polvo de mi boca
Contiene el grito
Una noche de frío
Una larga noche
- no hay negrura mayor que volver a la infancia-
Porque la noche
Porque el tiempo
Porque la tarde
-Los años, los días-
Sauce y naranjos que lloran
Muertos que viven y rondan
-Alucinaciones-
Inocencia prohibida
Inocencia desgajada
Y el terror al recuerdo.
Prometo
Juro y re-juro
Que no volveré
A esa tarde brutal
-    mis canas no perdonan -
No, no más
Tengo un hambre terrible

El hambre de olvidar.

sábado, marzo 25, 2017

Poema Infancia - Ingrid Odgers

                               INFANCIA

 Arrojo lejos la máscara
Te ruego como loca perdida:

Déjame sacar el tapete
- O el bloque de concreto-
Déjame abrir el arca

Déjame suplico
Déjame alcanzar la infancia

Toda esa danza
Entre la rutina del juego
Y la cocina
Entre la rutina y la escuela
(Mi pobre sala
De mi pobre barrio)
La complicidad del gesto
Y la ronda del guiño

La payaya en la mano
El arroz con leche
Las polcas en la arena
Los amigos que golpean la puerta
¡Ah! Salto dichoso

El grito de triunfo/ El silencio de la derrota
Toda era un entre/ entre pisos/entre días
Entre los blocks/ entre los arcos del basketboll
Y la cancha de futbol –todo el túnel luminoso-
Simplemente la niña  brincaba
Como lluvia / granizo
Como árbol cargado de duraznos

En el tiempo del calor
los  típicos short y el río del sauce

Me dejo vivir / Me dejo
Un pastel de escudo en la mano y
en la otra
la pelota goma con esa risa y con ese llanto
frescura   inocencia retozo
Aquellos  pies  tan breves
La  tierra negra del festín
La  tierra rojiza de la querencia

El coligue
Las carretas
Los naranjos

¡Ay verano que me brillas!
Qué alegría febril
Niña citadina respira prados
Niña citadina respira atardeceres
Niña que sube cerros
Y huele quebradas

Cabalgata dócil
ovejas en la tarde del cobijo
pájaros /  huerta

Recorriendo / recorriendo
Vívida Plena Gozosa

Sencillamente viviendo
No había nada
Nada áureo (ni oro ni plata) que la hiciera feliz

En medio de la carencia bruja
De la escasez y la noche.
Lo tenía todo.



Nota:
Payaya, juego tradicional chileno.

Comentarios

No hay necesidad de templos, no hay necesidad de filosofías complicadas. Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón, es nuestro templo. Mi filosofía es la bondad. Dalai Lama

seres humanos

Los seres humanos no nacen
para siempre el día en que sus
madres los alumbran,
sino que la vida los obliga
a parirse a sí mismos una y otra vez.

Gabriel García Márquez (1927-?)


Porque escribí