Incertidumbre
Nos cubren pájaros pavesas
En la calzada las ruedas no bostezan
Acecha el paisaje de los niños que lloran
Aguarda la aguada del tiempo.
En los cenicientos pechos de los prados
Neblina obliga neblina.
En ventanas y balcones
Se huelen espinas
En sordina calla (da) mente
Creciendo van en los muros
Muertos en torrente.
Las marionetas han dejado de cantar
La miel no transita
En la gran buhardilla del armario el cóndor grita
A cazar
A partir El pan en otros lares
A buscar
El fuego en las vertientes
(Que soplan vida que soplan- dice el rugido-)
Agita esta ola pedregosa que es la ausencia.
Ausencia, sí:
De pies al trote en las veredas
De tacones deambulando en galerías
En victoria adormiladas avenidas y plazas
Han cesado los columpios en el parque
No ríen las canchas en balones
Ni en algodón de rostro embadurnado
Ni monturas embebidas
Los globos engulleron el soplo de los remolinos.
En huellas de sangre
Reposa en Ceres el llanto
(En procesión)
Perpleja condición que entumece
Y nos mece meciendo en salto y
ahogo
(Que el rostro retiene en su mudez…)
¡No hay express ni capuchinos!
El plástico boicotea las ventanas
Las calles se engalanan con timbales de alerta
Los gemidos golpean el aire
Y
Aquí vamos los parias
De café desolado
De escotilla vencida
Todos pequeños
De vientre abierto
De vagina herida en contracción
Niños de balbuceo
Ojos de crío…
Granos traqueteando en los andamios
Con un ruego triste triste-mente
Desmayado.
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No hay necesidad de templos, no hay necesidad de filosofías complicadas. Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón, es nuestro templo. Mi filosofía es la bondad. Dalai Lama
seres humanos
Los seres humanos no nacen
para siempre el día en que sus
madres los alumbran,
sino que la vida los obliga
a parirse a sí mismos una y otra vez.
Gabriel García Márquez (1927-?)
para siempre el día en que sus
madres los alumbran,
sino que la vida los obliga
a parirse a sí mismos una y otra vez.
Gabriel García Márquez (1927-?)
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