II. 2. LOS CARACTERES LITERARIOS
a) Teoría clasicista
El problema de la coherencia y verosimilitud psicológica de los personajes es abordado ya por Aristóteles, para quien”carácter” es aquello que manifiesta la decisión (Poet. 1450b) ante unas corcunstancias concretas. Los caracteres están en el segundo lugar entre los elementos de la tragedia, por detrás de la fábula, y sus cualidades residen en ser buenos, apropiados o verosímiles, semejantes y consecuentes.
Horacio reflexiona también sobre la importancia de la coherencia psicológica de los personajes. Si el personaje es original, debe ser coherente de principio a fin; y si ya ha sido tratado por la literatura precedente, debe mantenerse la coherencia con sus características ya conocidas.
b) Freud
En “Varios tipos de carácter descubiertos en la labor analítica” (1916-18), Freud extrapola algunos tipos psicológicos del psicoanálisis a la literatura: el que se cree excepción (Glocester en la obra Ricardo III), el que fracasa al triunfar (Lady Macbeth) y el pálido criminal (del que habla el Zaratustra de Nietzsche).
c) Jung
En 1939 Jung contribuye a las teorías psicoanáliticas con su obra Tipos pscológicos, en la que hace un repaso histórico, desde Tertualiano a Willian James, de los modelos de carácter, y establce dos tipos fundamentales: el introvertido y el extrovertido. Y al tener en cuenta las cuatro funciones psicológicas básicas, se llega a diferenciar entre cuatro tipos (tanto de creador como de personajes): el intelectual, el sentimental, el sensorial y el intuitivo. Jung elaborará el concepto de inconsciente colectivo y de arquetipo.
II. 3. LA PSICOLOGÍA DEL ESCRITOR
a) Freud.
En Un recuerdo de infancia de Leonardo da Vinci (1910), Freud establece cómo estudiar una obra y relacionarla con la personalidad del artista a partir de un recuerdo de la infancia, y establece que la obra y la psicología de un autor pueden interrelacionarse para, a partir de una, explicar la otra. Freud distingue entre el principio de realidad y el principio del placer.
b) Charles Mauron (1899-1966)
El psicoanálisis se había diversificado ya en vida de Freud, pero a partir de su muerte en 1939 destacan las líneas desarrolladas por Jacques Lacan y Carl Gustav Jung. Una rama de estudio más centrada en el texto es la conocida como “psicocrítica”, cuyo máximo representante es Charles Mauron. Este poeta y crítico francés expone el método de la psicocrítica, fundamentado en la noción de mímesis, y según el cual la creación literaria está determinada por el medio social, la personalidad del creador y el lenguaje. Lo esencial para esta teoría es la obra literaria.
Mauron, en su obra fundamental de 1962 (Des métaphores obsédantes au mythe personnel) parte de una visión estructuralista que se propone no buscar significados ocultos, símbolos ni temas, sino redes textuales, relaciones ya sociaciones de palabras. La unidad básica de significación psicocrítica es el sistema de relaciones entre las palabras o imágenes que aparecen cuando se superponen diversos textos. El análisis se desarrolla en cuatro fases:
1. El inconsciente se expresa en la obra por una superposición de textos, y a través de comparaciones, se descubren unas relaciones inconscientes que constituyen redes de asociación: las metáforas y los símbolos vehiculan una realidad interior.
2. Mediante la Lectura, se analizan estas redes que aparecen de manera recurrente en las obras del autor, cómo se combinan las métaforas y los símbolos: hay una yuxtaposición de sus obras.
3. Se deriva de las redes metafóricas una luz simbólica sobre el mito personal, que puede definirse como “el fantasma más frecuente de un escritor” o, dicho de otro modo, la expresión figurada de su personalidad inconsciente a largo de sus obras. Es decir, se “refleja” la expresión imaginaria de la personalidad inconsciente del autor. Hay un tránsito de la textualidad a la dimensión inconsciente del autor.
4. La vida del autor, su pasado biográfico, permiten verificar el mito personal.
El proceso crador debe ser pensado como una especie de autoanálisis mediante el que se vuelve a los traumatismos iniciales y los estadios infantiles, y no como una expresión directa del inconsciente. Si bien teóricamente, la psicocrítica de Mauron pretende centrarse en el texto, en realidad su análisis sigue centrado en el autor, aunque sea en su aspecto inconsciente.
II. 4. EFECTOS EN EL LECTOR
a) Clásicos
Platón ya había tratado el poder subversivo que la poesía podía tener sobre los ciudadanos, y Aristóteles estableció el efecto catárquico como función de la literatura.
b) Freud
EL psicoanálisis freudiano estableció que la creación literaria implica un placer para el escritor, pero también para el lector que logre identificarse con la obra y proyectar sus propias necesidades de descarga pulsional. Freud analizó (El chiste y su relación con lo inconsciente, 1905) el vínculo entre la literatura y el placer a partir de los chistes, que están relacionados con el ingenio, el humor y lo cómico. El chiste debe materializarse a través del lenguaje, como la literatura, y en la base de su elaboración se encuentran los mecanismos propios de la elaboración onírica, el desplazamiento y la condensación : al escribir una obra o al contar un chiste, el autor ahorra una considerable energía, un “gasto psíquico”. Las modificaciones que se hacen en la expresión (el lenguaje) o en el contenido son las que provocan el placer de la risa: formación de palabras, modificaciones en éstas, variaciones en el orden, dobles sentido, repeticiones… (son procedimientos que, en realidad, remiten a los tropos y figuras de la retórica clásica; en la Odisea, XIX, 541-ss, hay un sueño de simbolismo cumplido con un desplazamiento: Penélope sueña con un águila y unos gansos, y llora la mataza de sus gansos, que simbolizan los pretendientes, cuando de repente habla el águila y dice que es Ulises; desde un punto de vista clásico, ese sueño sería considerado como una metáfora)
c) H.R.Jauss (1921-1997)
Los efectos de la literatura en el lector son estudiados por la escuela alemana de la estética de la recepción. H.R.Jauss (Experiencia esética y hermeneútica literaria,1977) expone la importancia de la identificación del lector con el héroe y establece una tipología con cinco modelos de identificación entre los que fluctúa el lector:
-asociativa: ponerse en el lugar de los papeles de todos los participantes, lo que lleva a unas normas de conductas de una existencia libre (positiva) o de un exceso permitido (negativa)
-admirativa, se da con el héroe total o perfecto, y lleva a unas normas de comportamiento regidas por la emulación (positiva) o de imitación (negativa)
-simpatética o compasiva, que se produce hacia el héroe imperfecto en una disposición de piedad, donde las normas de comportamiento tienen que ver con el interés moral (positiva) o con el sentimentalismo (negativa). Serían héroes como Edipo
-catártico: la relación es con el héroe que sufre y con el héroe oprimido, y la disposición de la recepción es de liberación; la norma de conducta positiva es el interés desinteresado y la negativa la burla. Es la actitud descrita por Aristóteles
-irónica, se da con el héroe desaparecido o el antihéroe, con una disposición de la recepción de sorpresa y provocación, de rechazo.
III. LA PSICOLOGÍA EN LA TEORÍA LITERARIA
Las relaciones entre psicología y literatura están presentes en todos los estudios de crítica literaria. El enfoque del texto y del contexto se han visto enriquecidos por las teorías psicológicas que ayudan a comprender mejor el hecho literario, siendo el útlimo medio siglo el más rico en este tipo de aportaciones:
-Northrop Frye (1949) con su crítica simbólica o crítica mítica,
-Benveniste (1956) y su estudio del papel del lenguaje en el psicoanálisis,
-José Mª Castellet (1957) y su idea de la lectura como creación,
-Gaston Bachelard (1957) y la poética del Imaginario,
-Gilber Durand (1964), y la imaginación colectiva, discípulo del anterior,
-Leo Spitzer (1960) y su método de lectura del “círculo filológico”,
-Peter Fónagy (1981) y su teoría del apego,
-Jean Burgos (1982), que sigue la poética del imaginario
-García Berrio (1985)
-Georges Kassai (1986)
-Pierre Marc de Biasi (1990) y la crítica genética.
a) Teoría clasicista
El problema de la coherencia y verosimilitud psicológica de los personajes es abordado ya por Aristóteles, para quien”carácter” es aquello que manifiesta la decisión (Poet. 1450b) ante unas corcunstancias concretas. Los caracteres están en el segundo lugar entre los elementos de la tragedia, por detrás de la fábula, y sus cualidades residen en ser buenos, apropiados o verosímiles, semejantes y consecuentes.
Horacio reflexiona también sobre la importancia de la coherencia psicológica de los personajes. Si el personaje es original, debe ser coherente de principio a fin; y si ya ha sido tratado por la literatura precedente, debe mantenerse la coherencia con sus características ya conocidas.
b) Freud
En “Varios tipos de carácter descubiertos en la labor analítica” (1916-18), Freud extrapola algunos tipos psicológicos del psicoanálisis a la literatura: el que se cree excepción (Glocester en la obra Ricardo III), el que fracasa al triunfar (Lady Macbeth) y el pálido criminal (del que habla el Zaratustra de Nietzsche).
c) Jung
En 1939 Jung contribuye a las teorías psicoanáliticas con su obra Tipos pscológicos, en la que hace un repaso histórico, desde Tertualiano a Willian James, de los modelos de carácter, y establce dos tipos fundamentales: el introvertido y el extrovertido. Y al tener en cuenta las cuatro funciones psicológicas básicas, se llega a diferenciar entre cuatro tipos (tanto de creador como de personajes): el intelectual, el sentimental, el sensorial y el intuitivo. Jung elaborará el concepto de inconsciente colectivo y de arquetipo.
II. 3. LA PSICOLOGÍA DEL ESCRITOR
a) Freud.
En Un recuerdo de infancia de Leonardo da Vinci (1910), Freud establece cómo estudiar una obra y relacionarla con la personalidad del artista a partir de un recuerdo de la infancia, y establece que la obra y la psicología de un autor pueden interrelacionarse para, a partir de una, explicar la otra. Freud distingue entre el principio de realidad y el principio del placer.
b) Charles Mauron (1899-1966)
El psicoanálisis se había diversificado ya en vida de Freud, pero a partir de su muerte en 1939 destacan las líneas desarrolladas por Jacques Lacan y Carl Gustav Jung. Una rama de estudio más centrada en el texto es la conocida como “psicocrítica”, cuyo máximo representante es Charles Mauron. Este poeta y crítico francés expone el método de la psicocrítica, fundamentado en la noción de mímesis, y según el cual la creación literaria está determinada por el medio social, la personalidad del creador y el lenguaje. Lo esencial para esta teoría es la obra literaria.
Mauron, en su obra fundamental de 1962 (Des métaphores obsédantes au mythe personnel) parte de una visión estructuralista que se propone no buscar significados ocultos, símbolos ni temas, sino redes textuales, relaciones ya sociaciones de palabras. La unidad básica de significación psicocrítica es el sistema de relaciones entre las palabras o imágenes que aparecen cuando se superponen diversos textos. El análisis se desarrolla en cuatro fases:
1. El inconsciente se expresa en la obra por una superposición de textos, y a través de comparaciones, se descubren unas relaciones inconscientes que constituyen redes de asociación: las metáforas y los símbolos vehiculan una realidad interior.
2. Mediante la Lectura, se analizan estas redes que aparecen de manera recurrente en las obras del autor, cómo se combinan las métaforas y los símbolos: hay una yuxtaposición de sus obras.
3. Se deriva de las redes metafóricas una luz simbólica sobre el mito personal, que puede definirse como “el fantasma más frecuente de un escritor” o, dicho de otro modo, la expresión figurada de su personalidad inconsciente a largo de sus obras. Es decir, se “refleja” la expresión imaginaria de la personalidad inconsciente del autor. Hay un tránsito de la textualidad a la dimensión inconsciente del autor.
4. La vida del autor, su pasado biográfico, permiten verificar el mito personal.
El proceso crador debe ser pensado como una especie de autoanálisis mediante el que se vuelve a los traumatismos iniciales y los estadios infantiles, y no como una expresión directa del inconsciente. Si bien teóricamente, la psicocrítica de Mauron pretende centrarse en el texto, en realidad su análisis sigue centrado en el autor, aunque sea en su aspecto inconsciente.
II. 4. EFECTOS EN EL LECTOR
a) Clásicos
Platón ya había tratado el poder subversivo que la poesía podía tener sobre los ciudadanos, y Aristóteles estableció el efecto catárquico como función de la literatura.
b) Freud
EL psicoanálisis freudiano estableció que la creación literaria implica un placer para el escritor, pero también para el lector que logre identificarse con la obra y proyectar sus propias necesidades de descarga pulsional. Freud analizó (El chiste y su relación con lo inconsciente, 1905) el vínculo entre la literatura y el placer a partir de los chistes, que están relacionados con el ingenio, el humor y lo cómico. El chiste debe materializarse a través del lenguaje, como la literatura, y en la base de su elaboración se encuentran los mecanismos propios de la elaboración onírica, el desplazamiento y la condensación : al escribir una obra o al contar un chiste, el autor ahorra una considerable energía, un “gasto psíquico”. Las modificaciones que se hacen en la expresión (el lenguaje) o en el contenido son las que provocan el placer de la risa: formación de palabras, modificaciones en éstas, variaciones en el orden, dobles sentido, repeticiones… (son procedimientos que, en realidad, remiten a los tropos y figuras de la retórica clásica; en la Odisea, XIX, 541-ss, hay un sueño de simbolismo cumplido con un desplazamiento: Penélope sueña con un águila y unos gansos, y llora la mataza de sus gansos, que simbolizan los pretendientes, cuando de repente habla el águila y dice que es Ulises; desde un punto de vista clásico, ese sueño sería considerado como una metáfora)
c) H.R.Jauss (1921-1997)
Los efectos de la literatura en el lector son estudiados por la escuela alemana de la estética de la recepción. H.R.Jauss (Experiencia esética y hermeneútica literaria,1977) expone la importancia de la identificación del lector con el héroe y establece una tipología con cinco modelos de identificación entre los que fluctúa el lector:
-asociativa: ponerse en el lugar de los papeles de todos los participantes, lo que lleva a unas normas de conductas de una existencia libre (positiva) o de un exceso permitido (negativa)
-admirativa, se da con el héroe total o perfecto, y lleva a unas normas de comportamiento regidas por la emulación (positiva) o de imitación (negativa)
-simpatética o compasiva, que se produce hacia el héroe imperfecto en una disposición de piedad, donde las normas de comportamiento tienen que ver con el interés moral (positiva) o con el sentimentalismo (negativa). Serían héroes como Edipo
-catártico: la relación es con el héroe que sufre y con el héroe oprimido, y la disposición de la recepción es de liberación; la norma de conducta positiva es el interés desinteresado y la negativa la burla. Es la actitud descrita por Aristóteles
-irónica, se da con el héroe desaparecido o el antihéroe, con una disposición de la recepción de sorpresa y provocación, de rechazo.
III. LA PSICOLOGÍA EN LA TEORÍA LITERARIA
Las relaciones entre psicología y literatura están presentes en todos los estudios de crítica literaria. El enfoque del texto y del contexto se han visto enriquecidos por las teorías psicológicas que ayudan a comprender mejor el hecho literario, siendo el útlimo medio siglo el más rico en este tipo de aportaciones:
-Northrop Frye (1949) con su crítica simbólica o crítica mítica,
-Benveniste (1956) y su estudio del papel del lenguaje en el psicoanálisis,
-José Mª Castellet (1957) y su idea de la lectura como creación,
-Gaston Bachelard (1957) y la poética del Imaginario,
-Gilber Durand (1964), y la imaginación colectiva, discípulo del anterior,
-Leo Spitzer (1960) y su método de lectura del “círculo filológico”,
-Peter Fónagy (1981) y su teoría del apego,
-Jean Burgos (1982), que sigue la poética del imaginario
-García Berrio (1985)
-Georges Kassai (1986)
-Pierre Marc de Biasi (1990) y la crítica genética.