El dolor
Desde el sótano
Fluye la sangre de mis dedos
de mis ojos
de mis manos
metida en la trampa
en la hondura pegajosa del bosque
dibujo senderos
escudriño horizontes
perdida en el sótano del prejuicio
en el escándalo de las cortezas del mundo
que atropellan.
Mis pies atados permanecen
como perros heridos
vapuleados por el hambre de estrellas
y el abandono que injuria
sin madre
sin pechos.
Prohibida de mi muevo la columna
con un puñado de palabras libero la prisión
el filo amargo del concreto.
Arde el alma
como un faro rojo
preñado de constelaciones
en la ráfaga del movimiento
y tropiezo
y caigo
muerdo las heces
hundo mis párpados en la noche gigante
de la espesa decepción
y despierto
me levanto
y prosigo en el fragor de la batalla
en medio de la inmundicia
de los tribunales cadaverizados
y junto a los seres amados
que copulan con la muerte
huyo del terror
tomo mis fantasmas
y juego a la vida
a tomar el vino de los lagares inmensos.
Balbuceo
gimo
me tiro los pelos
corro
me rompo humillada
y hastiada
prohibida de callar
de permanecer muda
balanceándome
en los afilados dientes de las máscaras
que transitan y acosan.
Dejo de ser una cerradura hermética
un pájaro roto confundido por la estructura social
y sangran mis narices
sin asco
desangra la noche en mis oídos
en las populosas avenidas
en los viejos pasajes de mi casa
en las veredas torturadas por los pasos ancianos.
Una gaviota putrefacta
permanece en los durmientes
que atraviesa un caballo al trote puro santo
desprejuiciado de modernidad
y eres tú el presente
el agua y el pan.
En esta espantosa lucidez
brillan luceros en tus ojos
escapo del hierro de la mandíbula
salgo del laberinto
con un libro sumergido en mi seno
me fugo de los congelados cuartos
del extraño idioma de la gente
y arranco los vidrios de mi rostro
de la planta de los pies
y me abro como una lengua llena de pus
hambrienta de sacramento
sin nubes
sin dominio
sin el más mínimo pudor.
En la entrañas de la sombra
mi mano suspiró
y la historia la hace a pulso
segundo a segundo
el aliento de la letra vuela
enajenado envuelto en llama en vértigo.
Mientras beso tus pies olvido la desdicha
paseo por la luz que salta de tu cuello
y provoca este delirio
extermina el estallido de lo inmóvil
la médula de lo fútil
y pulveriza el silencio en mi mejilla
y en la punta de la lengua.
El dolor___________________________________
LLuvia
Es un día de lluvia
y el cielo esta espeso en el otoño febril.
Aquí estamos de nuevo
con las manos rajadas
sacando los hielos que nos invaden
desfachatados
sin la más mínima vergüenza
nos conducen al patio silente
donde los sesos inermes
profanan los gusanos
y los dientes codiciosos gimen
sin la masa blanda caliente
o recalentada en el horno de la aflicción
sin poder traducir los símbolos decadentes.
Somos espantapájaros perpetuos
en la batalla de abolir los signos del horror.
Esos pobres ancianos maltratados
nos dejan un tajo en el pecho
con sangre infinita desbordándose
por las comisuras de los labios
desmembrando los huesos
reventadas las venas
y los dedos frígidos no emiten el grito del disco pare.
Se quedan estériles
con la vista petrificada en la ciudad inmunda
plagada de fariseos que vociferan escarnio.
Declaramos la miseria del hombre como Rojas ayer
horrorizados por el glaciar citadino
por la hoja periódica
que nos recuerda la vil ignorancia
y la pantalla que vibra bajo lujuriosas cejas
cubre el paisaje impune.
Este es un día de lluvia
donde los hombres y las mujeres
lloramos nuestra singular especie
llena de contradicciones y de pesadillas.
la boca que no habla el niño que no come
el viejo que escarba la basura en la vereda nocturna. Este impávido terror
que confunde y lacera hasta la médula
en el ojo que avizora porvenires
en medio de perros atropellados
los errantes
los vagabundos parias del planeta.
Y enciendo un cigarrillo
mientras veo a Cernuda
a Mistral Hernández y Huidobro
y viajo al vano intento de olvidar
lo que mis ojos ven
al trote del caballo
al paso de la vieja carretela
que mis ojos inocentes vieron
en la leche que entibió mi infancia.
Este es un día de lluvia y su ritmo pesa.
Este querer y el miedo de hacer
paraliza las neuronas
me derriba a la cama con jaqueca
y un cuchillo con el sudor de la pobreza
cuelga del techo ante la inconciencia.
El aguacero impasible rasga los cielos
remece los ateridos árboles de este día interminable
y yo incorregible
me arrastro al teclado
segura de atenuar la cruel historia de esta pesadilla.
El dolor___________________________
El juego de las sombras
No puede ser mío este duelo
este estado de alerta
donde palpo la noche
Y el pasado
loca cascada en vela
brasa infinita
permanece sentado en la escalera
atento a mi ojo para injuriarlo.
Parpadeo bajo la ceja oscura
fría como el metal más antiguo
clamo pámpanos a cada minuto
y la pira canta
y se desmigaja en el balcón.
Hay silencio
se pasea la melodía intacta de la mordaza
el juego de las sombras
y la memoria escarba las neuronas
empolva la garganta
y las vueltas en la cama
el dolor que sube como una lengua ebria
lame las entrañas.
No
no puede ser mío este duelo
y tomo agua
y miro al reloj
mi mano recoge las sábanas
esquiva la impotencia
el golpe
la burla que envenena el alma
y hace polvo los huesos.
No se pueden encubrir estas horas
las más largas de mi vida
ni borrar los fragmentos del olvido
que clavan las sienes
como implacables verdugos
mientras la luna se esconde
detrás de mi puerta
y yo me niego a morir cada noche.
El Temporal____________________________
Un toque de razón
Un toque de razón me dice el cigarrillo encendido.
¡Ay! no puedo vivir en este pantano
que sobrecoge mis cuerdas
pienso igual que Anthony de Mello
lo que los seres humanos ven no es lo que hay
sino lo que les han enseñado ver.
Le hablo a la colilla que cuelga en mis dedos
prosigo
y tú estas igual
me digo:
Líbrate de toda naturaleza humana
de ese miedo espantoso a la muerte
preocupada de la bruma
sin ver más allá de las divagaciones espirituales
que te hablan de un edén que estas perdiéndote
espabilándote los sesos
cometiendo el pecado de escudriñar versos
y beber el vino del ateo
haraganeando frente a un incienso
disfrutas del leal confesor
el papel y cientos de ellos
a través del tiempo
desaliñada expiras la tristeza
que traen los relatos del infierno.
El filtro quema mis dedos exclamo ¡Ave María purísima!
termino de consumar el crimen leyendo a Rimbaud
que ataca en sus versos
a la derecha y a la izquierda
y me dice que leyó el Eclesiastés
y que Rojas le copió el relámpago
me cuenta
con un chirrido de dientes
le sopló la forma de atrapar los premios literarios
que no es tan genial como la academia de la lengua
y los reyes creen
porque fue él y sólo él
que le enseñó el juego de las palabras
mientras se paseaba entre Las hermosas
derrochando semen
en cuanto burdel pilló
y fue la bestia que copulaba con animalas
a las que robó el alma en coitos salvajes
y les comió sin piedad el espíritu.
Y Rimbaud me dice
démosle un poco de crédito a las mujeres
y sus voluptuosas caderas
que le inspiraron del Loco amor
y agrega sin duda
él viajó también en el Barco borracho
y conoció la miseria
cuando supo que senté la belleza en las rodillas
En una temporada en el infierno
y supo que a las brujas y al odio
confié mi tesoro.
La lluvia arrecia
y es verde y rojiza
y tiene un drama antiguo
el mismo que tenemos los humanos
enredados en las algas
que cuelgan de nuestras cabezas
¡Ay! mi corazón lo dejas abarrotado
príncipe de los poemas
pones el estandarte
que vive
porque nuestros ojos se llenan del horrible paisaje
de las ciudades del mundo
Unos pájaros cantan
sigo el tambor de sus alas
abandono la marcha de la monstruosa explotación
y sin rubor
ni una pizca de prejuicio
sigo cabalgando lejos de la religión
que expulsa a las poetas del paraíso
y nos deja temblorosos
cobijar las letras huérfanas sin ni un toque de razón.
Capítulo cerrado
Capítulo cerrado dijo Alejandra
golpeando el libro con su blanca mano
conocedora del hambre
del vómito de la orfandad
y la iniquidad abismal de los tiempos.
Somos las terribles amantes de la poesía
que esbozamos una carcajada
recluidas en el sótano del verdugo
cercadas por torres de cenizas
en la celda del desamor.
Castigo divino dirán algunos
otros nos quedarán mirando
moverán la cabeza negativamente
otras las menos
estirarán
largos brazos
el amor que los dictadores innombrables
jamás conocerán.
El amor tiene nombre de mujer
de palabra excluida
en la triste carencia del nido correcto.
Nos vamos agrandando en el corazón
con un paraguas
arropado de estrellas
en el regazo los luceros.
Navegamos en barcos que los cuerdos no ven.
Y no vemos las nubes
ni el viento en contra
El universo despliega sus alas
allá vamos henchidas de letras
visiones y melodías
guían nuestros pies desnudos
de poetas bailadoras
luciendo el traje de gala de las palabras
con el oído atento y el asombro
pintado en los ojos.
Breve es el mundo para los que transitan las calles
pisoteando libros
y se abre extenso generoso en la pluma desbocada
en la inflexión y reflexión del músculo.
Vamos más allá del poema
más allá de las líneas
allí nos perdemos como niñas en el jardín secreto
y nos tendemos cara al sol
con los brazos y las piernas abiertas
para encontrar nuevos significados en la vanguardia de la lengua.
Sin límites extendemos nuestras bocas al cielo
en el orgasmo de la cópula escondida
detrás de los tormentos.
La belleza se ensancha en mil lágrimas
Se abre la caja de Pandora
es posible reencontrar la paz musitamos
en la libertad de un cuarto que late al son de las teclas
bajo la luz artificial de nuestro planeta inexistente.
Capítulo cerrado arde en mis oídos
agita las células
estremece al quebrar los obsoletos paradigmas
y se queman los retratos
se cortan los grilletes que nos sentenciaban al infierno
encarcelando el útero del alma
y el ancho canal lleno de pájaros del espíritu.
La puerta se ha cerrado detrás de nuestras espaldas
no hay retorno
y en nuestro exilio la libertad es el hálito
que nos sumerge en la marea
de Neruda de Rojas y Mistral .
Queremos huir de las heridas
sacar las costras
y dejar el nardo maloliente.
Y renacemos
La pobreza no radica en el pan
que no alumbra en la mesa
sino en la necedad de aquellos
que no bebieron la cascada de la lengua
y juzgaron a las poetas como siervas inútiles.
Capítulo cerrado
la larga historia del disfraz y la máscara.
La búsqueda continúa
abre los párpados de los senderos
rasguña el pasto y los muros
pateamos las piedras
dispuestas a cruzar los cuatro puntos cardinales
que nos esperan
y por casi tres décadas nos llamaron incesantes
al fuego de la vida
al juego que las locas
sin miedo a las frías rodillas
sembramos golpe a golpe
y verso a verso.
Desde el sótano
Fluye la sangre de mis dedos
de mis ojos
de mis manos
metida en la trampa
en la hondura pegajosa del bosque
dibujo senderos
escudriño horizontes
perdida en el sótano del prejuicio
en el escándalo de las cortezas del mundo
que atropellan.
Mis pies atados permanecen
como perros heridos
vapuleados por el hambre de estrellas
y el abandono que injuria
sin madre
sin pechos.
Prohibida de mi muevo la columna
con un puñado de palabras libero la prisión
el filo amargo del concreto.
Arde el alma
como un faro rojo
preñado de constelaciones
en la ráfaga del movimiento
y tropiezo
y caigo
muerdo las heces
hundo mis párpados en la noche gigante
de la espesa decepción
y despierto
me levanto
y prosigo en el fragor de la batalla
en medio de la inmundicia
de los tribunales cadaverizados
y junto a los seres amados
que copulan con la muerte
huyo del terror
tomo mis fantasmas
y juego a la vida
a tomar el vino de los lagares inmensos.
Balbuceo
gimo
me tiro los pelos
corro
me rompo humillada
y hastiada
prohibida de callar
de permanecer muda
balanceándome
en los afilados dientes de las máscaras
que transitan y acosan.
Dejo de ser una cerradura hermética
un pájaro roto confundido por la estructura social
y sangran mis narices
sin asco
desangra la noche en mis oídos
en las populosas avenidas
en los viejos pasajes de mi casa
en las veredas torturadas por los pasos ancianos.
Una gaviota putrefacta
permanece en los durmientes
que atraviesa un caballo al trote puro santo
desprejuiciado de modernidad
y eres tú el presente
el agua y el pan.
En esta espantosa lucidez
brillan luceros en tus ojos
escapo del hierro de la mandíbula
salgo del laberinto
con un libro sumergido en mi seno
me fugo de los congelados cuartos
del extraño idioma de la gente
y arranco los vidrios de mi rostro
de la planta de los pies
y me abro como una lengua llena de pus
hambrienta de sacramento
sin nubes
sin dominio
sin el más mínimo pudor.
En la entrañas de la sombra
mi mano suspiró
y la historia la hace a pulso
segundo a segundo
el aliento de la letra vuela
enajenado envuelto en llama en vértigo.
Mientras beso tus pies olvido la desdicha
paseo por la luz que salta de tu cuello
y provoca este delirio
extermina el estallido de lo inmóvil
la médula de lo fútil
y pulveriza el silencio en mi mejilla
y en la punta de la lengua.
El dolor___________________________________
LLuvia
Es un día de lluvia
y el cielo esta espeso en el otoño febril.
Aquí estamos de nuevo
con las manos rajadas
sacando los hielos que nos invaden
desfachatados
sin la más mínima vergüenza
nos conducen al patio silente
donde los sesos inermes
profanan los gusanos
y los dientes codiciosos gimen
sin la masa blanda caliente
o recalentada en el horno de la aflicción
sin poder traducir los símbolos decadentes.
Somos espantapájaros perpetuos
en la batalla de abolir los signos del horror.
Esos pobres ancianos maltratados
nos dejan un tajo en el pecho
con sangre infinita desbordándose
por las comisuras de los labios
desmembrando los huesos
reventadas las venas
y los dedos frígidos no emiten el grito del disco pare.
Se quedan estériles
con la vista petrificada en la ciudad inmunda
plagada de fariseos que vociferan escarnio.
Declaramos la miseria del hombre como Rojas ayer
horrorizados por el glaciar citadino
por la hoja periódica
que nos recuerda la vil ignorancia
y la pantalla que vibra bajo lujuriosas cejas
cubre el paisaje impune.
Este es un día de lluvia
donde los hombres y las mujeres
lloramos nuestra singular especie
llena de contradicciones y de pesadillas.
la boca que no habla el niño que no come
el viejo que escarba la basura en la vereda nocturna. Este impávido terror
que confunde y lacera hasta la médula
en el ojo que avizora porvenires
en medio de perros atropellados
los errantes
los vagabundos parias del planeta.
Y enciendo un cigarrillo
mientras veo a Cernuda
a Mistral Hernández y Huidobro
y viajo al vano intento de olvidar
lo que mis ojos ven
al trote del caballo
al paso de la vieja carretela
que mis ojos inocentes vieron
en la leche que entibió mi infancia.
Este es un día de lluvia y su ritmo pesa.
Este querer y el miedo de hacer
paraliza las neuronas
me derriba a la cama con jaqueca
y un cuchillo con el sudor de la pobreza
cuelga del techo ante la inconciencia.
El aguacero impasible rasga los cielos
remece los ateridos árboles de este día interminable
y yo incorregible
me arrastro al teclado
segura de atenuar la cruel historia de esta pesadilla.
El dolor___________________________
El juego de las sombras
No puede ser mío este duelo
este estado de alerta
donde palpo la noche
Y el pasado
loca cascada en vela
brasa infinita
permanece sentado en la escalera
atento a mi ojo para injuriarlo.
Parpadeo bajo la ceja oscura
fría como el metal más antiguo
clamo pámpanos a cada minuto
y la pira canta
y se desmigaja en el balcón.
Hay silencio
se pasea la melodía intacta de la mordaza
el juego de las sombras
y la memoria escarba las neuronas
empolva la garganta
y las vueltas en la cama
el dolor que sube como una lengua ebria
lame las entrañas.
No
no puede ser mío este duelo
y tomo agua
y miro al reloj
mi mano recoge las sábanas
esquiva la impotencia
el golpe
la burla que envenena el alma
y hace polvo los huesos.
No se pueden encubrir estas horas
las más largas de mi vida
ni borrar los fragmentos del olvido
que clavan las sienes
como implacables verdugos
mientras la luna se esconde
detrás de mi puerta
y yo me niego a morir cada noche.
El Temporal____________________________
Un toque de razón
Un toque de razón me dice el cigarrillo encendido.
¡Ay! no puedo vivir en este pantano
que sobrecoge mis cuerdas
pienso igual que Anthony de Mello
lo que los seres humanos ven no es lo que hay
sino lo que les han enseñado ver.
Le hablo a la colilla que cuelga en mis dedos
prosigo
y tú estas igual
me digo:
Líbrate de toda naturaleza humana
de ese miedo espantoso a la muerte
preocupada de la bruma
sin ver más allá de las divagaciones espirituales
que te hablan de un edén que estas perdiéndote
espabilándote los sesos
cometiendo el pecado de escudriñar versos
y beber el vino del ateo
haraganeando frente a un incienso
disfrutas del leal confesor
el papel y cientos de ellos
a través del tiempo
desaliñada expiras la tristeza
que traen los relatos del infierno.
El filtro quema mis dedos exclamo ¡Ave María purísima!
termino de consumar el crimen leyendo a Rimbaud
que ataca en sus versos
a la derecha y a la izquierda
y me dice que leyó el Eclesiastés
y que Rojas le copió el relámpago
me cuenta
con un chirrido de dientes
le sopló la forma de atrapar los premios literarios
que no es tan genial como la academia de la lengua
y los reyes creen
porque fue él y sólo él
que le enseñó el juego de las palabras
mientras se paseaba entre Las hermosas
derrochando semen
en cuanto burdel pilló
y fue la bestia que copulaba con animalas
a las que robó el alma en coitos salvajes
y les comió sin piedad el espíritu.
Y Rimbaud me dice
démosle un poco de crédito a las mujeres
y sus voluptuosas caderas
que le inspiraron del Loco amor
y agrega sin duda
él viajó también en el Barco borracho
y conoció la miseria
cuando supo que senté la belleza en las rodillas
En una temporada en el infierno
y supo que a las brujas y al odio
confié mi tesoro.
La lluvia arrecia
y es verde y rojiza
y tiene un drama antiguo
el mismo que tenemos los humanos
enredados en las algas
que cuelgan de nuestras cabezas
¡Ay! mi corazón lo dejas abarrotado
príncipe de los poemas
pones el estandarte
que vive
porque nuestros ojos se llenan del horrible paisaje
de las ciudades del mundo
Unos pájaros cantan
sigo el tambor de sus alas
abandono la marcha de la monstruosa explotación
y sin rubor
ni una pizca de prejuicio
sigo cabalgando lejos de la religión
que expulsa a las poetas del paraíso
y nos deja temblorosos
cobijar las letras huérfanas sin ni un toque de razón.
Capítulo cerrado
Capítulo cerrado dijo Alejandra
golpeando el libro con su blanca mano
conocedora del hambre
del vómito de la orfandad
y la iniquidad abismal de los tiempos.
Somos las terribles amantes de la poesía
que esbozamos una carcajada
recluidas en el sótano del verdugo
cercadas por torres de cenizas
en la celda del desamor.
Castigo divino dirán algunos
otros nos quedarán mirando
moverán la cabeza negativamente
otras las menos
estirarán
largos brazos
el amor que los dictadores innombrables
jamás conocerán.
El amor tiene nombre de mujer
de palabra excluida
en la triste carencia del nido correcto.
Nos vamos agrandando en el corazón
con un paraguas
arropado de estrellas
en el regazo los luceros.
Navegamos en barcos que los cuerdos no ven.
Y no vemos las nubes
ni el viento en contra
El universo despliega sus alas
allá vamos henchidas de letras
visiones y melodías
guían nuestros pies desnudos
de poetas bailadoras
luciendo el traje de gala de las palabras
con el oído atento y el asombro
pintado en los ojos.
Breve es el mundo para los que transitan las calles
pisoteando libros
y se abre extenso generoso en la pluma desbocada
en la inflexión y reflexión del músculo.
Vamos más allá del poema
más allá de las líneas
allí nos perdemos como niñas en el jardín secreto
y nos tendemos cara al sol
con los brazos y las piernas abiertas
para encontrar nuevos significados en la vanguardia de la lengua.
Sin límites extendemos nuestras bocas al cielo
en el orgasmo de la cópula escondida
detrás de los tormentos.
La belleza se ensancha en mil lágrimas
Se abre la caja de Pandora
es posible reencontrar la paz musitamos
en la libertad de un cuarto que late al son de las teclas
bajo la luz artificial de nuestro planeta inexistente.
Capítulo cerrado arde en mis oídos
agita las células
estremece al quebrar los obsoletos paradigmas
y se queman los retratos
se cortan los grilletes que nos sentenciaban al infierno
encarcelando el útero del alma
y el ancho canal lleno de pájaros del espíritu.
La puerta se ha cerrado detrás de nuestras espaldas
no hay retorno
y en nuestro exilio la libertad es el hálito
que nos sumerge en la marea
de Neruda de Rojas y Mistral .
Queremos huir de las heridas
sacar las costras
y dejar el nardo maloliente.
Y renacemos
La pobreza no radica en el pan
que no alumbra en la mesa
sino en la necedad de aquellos
que no bebieron la cascada de la lengua
y juzgaron a las poetas como siervas inútiles.
Capítulo cerrado
la larga historia del disfraz y la máscara.
La búsqueda continúa
abre los párpados de los senderos
rasguña el pasto y los muros
pateamos las piedras
dispuestas a cruzar los cuatro puntos cardinales
que nos esperan
y por casi tres décadas nos llamaron incesantes
al fuego de la vida
al juego que las locas
sin miedo a las frías rodillas
sembramos golpe a golpe
y verso a verso.
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