Se desatan marejadas
En las orejas sinuosas
En las ondas eléctricas
En las coordenadas del cielo
las sienes
Y la lengua atada se vuelve un
abanico de exclamaciones
abanico de exclamaciones
Sombras manojo de hiedras
aturden
Los días tambalean
en los suburbios de la memoria
y el desatino es un pincel de entelequias
un caldo de zozobra
que encuentra refugio en
el altar de los dilemas
el altar de los dilemas
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