La música loca de Chico Trujillo
ese romanticismo cumbianchero
que a intervalos de rap o reggatón
tiene presa a
la ciudad
a la Bodegita de
don Nicanor
y a los pubs de
plaza España
Se escucha difusa en la algarabía.
Los jóvenes con latas de colores
vagan por las calles oscuras
como perdidos
(Sí, como Perdidos
en la noche
de Dustin Hoffman, Jon Voight)
¡¡Qué loosers!!
Y ¡Qué amistad!!
¡Mi Dios, para llorarla!
Continuo:
Abrazados chocan con las paredes
y luego alzan el brazo al cielo
para comulgar
con estrellas y nubes.
La música maniática no acaba en el bar
baila al compás de litros de cerveza
(con botas de cuero a media pierna)
en las esquinas de calles estrechas
con uno o dos
porros escondidos en el bolsillo
(de la casaca de moda)
para no olvidar la otra prisión:
la tarjeta redbanc o la visa mastercad.
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