El concepto de transculturación retomado y trabajado por Ángel Rama apela a una originalidad de la literatura latinoamericana fundamentado en, entre otras cosa, la diferencia del medio geográfico, en la heterogeneidad étnica, social y cultural. En ello y a través de una “plasticidad cultural” el creador literario procura incorporar novedades, no solamente por absorción de un complejo cultural, sino por una fermentación animadora. El crítico uruguayo hace notar que los artistas inmersos en esta dinámica no se “limitan a una composición sincrética, por mera suma de aportes de una y otra cultura, sino que, al percibir que cada una es una estructura autónoma, entienden que la incorporación de elementos de procedencia externa debe llevar conjuntamente a una rearticulación global de la estructura cultural apelando a nuevas focalizaciones dentro de ella” [18].
La transculturación implica la perdida o desarraigo de una cultura precedente lo cual conduce entonces a una creación de nuevos fenómenos culturales pero ello acaece a través de criterios de selectividad e invención. Se apela a un proceso de “perdidas, selecciones, redescubrimientos e incorporaciones [que] sólo existen en una articulación viva y dinámica” [19] dentro de una comunidad (no entendida como una abstracción sino como la disposición de relaciones concretas entre individuos) que es ella misma viva y dinámica, a través de esa selectividad e invención que tienen su último fundamento en la libertad y un tanto en el azar.
Según Rama, la transculturación, reconociendo “la singularidad de las regiones nativas” [20] es conformada por los siguientes niveles de operaciones:
La Lengua. El escritor, pasando en primer instancia de la historia de la literatura latinoamericana de una posición clasificatoria (que implica una segregación y encasillamiento) que parte de un habla culta, comienza a desentenderse de esas relaciones de poder para empezar a utilizar confiadamente una lengua americana. Ello implica de inicio una diversidad fundamental ya que no hay una lengua americana sino lenguas americanas, que se entrecruzan y cortan a lo largo de la espacio-temporalidad. La creación se realiza por medio entonces de encuentros, en varios niveles e intensidades, de varias lenguas dentro de la misma obra donde el escritor no busca imitar desde fuera un habla regional, sino elaborarla desde dentro, se enreda con ella explorando las posibilidades que le brinda.
Estructuración literaria: Se refiere a la serie de técnicas y abanicos vanguardistas con las que el escritor cuenta y a través de los cuales se libera de una narrativa rígida, para optar a una variedad de elementos a su disposición que son consecuencia de encuentro con otras literaturas (otras culturas y las americanas i.e. literaturas orales) y la invención de propias “adaptables y suficientemente resistentes a erosión modernizadora” [21]. El producto de ello es una singularidad de posición que se manifiesta ahora como oposición a fuerzas homogeneizadoras.
Una Cosmovisión. Posición engendradora de significados que se relacionan con toda una composición y estructura cultural concreta donde se apela a la relación de las formas con el mundo que presentan. Ella, por ser una de los elementos constitutivos de la especificidad de los individuos que constituyen a su vez una comunidad, manifiesta la más férrea de las resistencias a ejercicios de poder totalizadores. Pero esa dimensión semántica es de igual manera diversa en su fuente ya que refiere a una pluralidad a su vez múltiple de concepciones y utilizaciones de formas y signos dentro de universo cultural americano.
El resultado del encuentro en el proceso de transculturación de estos elementos reside en última instancia a los criterios de selección del escritor. Éste a través de un acto libre (con la dispersión azarosa que implica) utiliza esos elementos entrecruzándolos, yuxtaponiéndolos, combinándolos en convergencias y divergencias para dar génesis a la obra de arte -siempre y cuando el proceso no esté prescrito por una teleología de naturaleza universal y abstracta sujeta a fines trascendentes de la propia creación (independientemente de la finalidad del propio autor ya que el arte siempre supera a su creador)-. Acaece entonces por consecuencia la producción de objetos originales y singulares, bien en relación con sus elementos constitutivos y una tradición, bien de naturaleza concreta, específica y única.
En el proceso transculturador “el narrador […] se transforma en el mediador que trabaja sobre la dispersión y construye un significado que será igualmente problemático” [22]. Ello es, la dimensión semántica estructurada en el encuentro de los elementos mencionados no apela a un significado preestablecido y general, sino que dentro de su especificidad, refiere primero a su concreción que no puede ser entonces universalizada. El significado no es así un elemento externo sino presentado por el mismo acto de creación. Por todo lo anterior la transculturación es “Un proceso en el cual emerge una nueva realidad, compuesta y compleja; una realidad que no es una aglomeración mecánica de caracteres, ni siquiera un mosaico, sino un fenómeno nuevo, original e independiente” [23].
Este discurso que pretende dar cuenta de la literatura nunca entonces elimina la diversidad. Partiendo de elementos múltiples y plurales, por medio de la libertad e invención del sujeto creador, produce elementos únicos no inscritos a preestablecimientos. La obra se presenta en su singularidad sin ninguna sujeción representativa producto de un encuentro aleatorio y libre. La transculturación no es por tanto una abstracción de elementos comunes y universales de la obra, sino una descripción de una dinámica la cual cada vez dará por resultado un ser único y específico. Se cumple con las exigencias planteadas para la emancipación del abordamiento de un discurso de saber que de cuenta de la literatura como acontecimiento. El principio de trastrocamiento funciona por el aleatorio resultado de la transculturación que se inmerge en la rarefacción producto de la elisión de sus componentes. El principio de discontinuidad acaece donde los elementos constitutivos sólo responden a la dispersión de la libertad del creador sin seguir ninguna causalidad necesaria. El principio de especificidad produce obras singulares que se resisten a cualquier homogenización. La regla de exterioridad da por resultado un acontecimiento.
En la conceptualización del crítico uruguayo de la producción de objetos específicos, la génesis libre, que resulta del encuentro contingente de elementos constitutivos no sujetos a teleologías que los aprisionen, sigue siendo fundamental. La descripción del proceso de producción no elimina su carácter de acontecimiento ya que éste continúa siendo meramente presentado y no representado: “la sistematización de conocimientos sobre los modos de producir significados se ha detenido ante la imagen polisémica de la creación literaria y cultural” [24]. Su singularidad temporal y espacial no es anulada. La clandestinidad (ilegalidad) del múltiple presentado, de sus miembros y sus relaciones, por la libertad creativa, sobrevive y acaece una negación entonces de metarrelatos y una anulación de una identidad univoca (sea cultural, sexual, étnica o racial) de la escritura suscrita a rasgos esenciales del ser. Es la obra, a manera de pura presentación histórica y por supuesto en su totalidad, supernumeraria. La obra de arte sólo se pertenece a sí interpuesta entre el vacío y sí misma desplegando materialmente su ser y no sujeta a ningún universal. La aportación de Rama no pretende, concluyo, nombrar a su objeto, simple y sencillamente describir el proceso de creación y con ello no destruye el fundamento singular de la obra. La literatura como acontecimiento continúa existiendo.
Bibliografía
ALTHUSSER, LOUIS, ¨La Corriente subterránea del materialismo del encuentro”en Para un materialismo aleatorio, Trad. Luis Alegre Zahonero y Guadalupe González Diéguez, Arena, Madrid, 2002.
BADIOU, ALAIN, El ser y el acontecimiento, trad. Raúl J. Cerdeiras y Alejandro A. Cerletti, Manantial, Buenos Aires, 1999.
CAMPA, ROMÁN DE LA, “Hibridez posmoderna y transculturación: politicas de montaje en torno a Latinoamérica”, H, 69, 1994.
FOUCAULT, MICHEL, El Orden del Discurso, Trad. Alberto González Troyano, TusQuets, Barcelona, 2002.
MABEL, MORAÑA, “Ideología de la transculturación”, en MM ed, 1997.
PÉRUS, FRANCOISE, “A diez años de la muerte de Ángel Rama”, CAm, NE, 43, 1994.
RAMA, ÁNGEL, “Literatura y cultura en América Latina”, RCLL, 18, 1983.
---------------------, “La literatura en su marco antropológico”, CHisp, 407, 1984.
Notas.
[1] MICHEL FOUCAULT, El Orden del Discurso, Trad. Alberto González Troyano, TusQuets, Barcelona, 2002, p. 14.
[2] MICHEL FOUCAULT, Op. Cit, p. 51.
[3] LOUIS ALTHUSSER, ¨La Corriente subterránea del materialismo del encuentro”en Para un materialismo aleatorio, Trad. Luis Alegre Zahonero y Guadalupe González Diéguez, Arena, Madrid, 2002, p. 34.
[4] LOUIS ALTHUSSER, Op. Cit, p. 53.
[5] Ibíd., p. 55.
[6] Ibíd. , p. 35.
[7] ALAIN BADIOU, El ser y el acontecimiento, trad. Raúl J. Cerdeiras y Alejandro A. Cerletti, Manantial, Buenos Aires, 1999, p. 196.
[8] ALAIN BADIOU, Op. Cit, p. 197.
[9] Ibíd. , p. 202.
[10] Ibíd. , p. 202.
[11] Ibíd. , p. 204.
[12] Ver MARTIN HEIDEGGER, Contribuciones a la filosofía (Del acontecimiento, en Biblioteca Virtual de Filosofía y Literatura, Santiago, 1996/97, consulta nov 2002,
[13] MICHEL FOUCAULT, Op. Cit, p. 57.
[14] ALAIN BADIOU, Op. Cit, p. 226.
[15] Ver Op. Cit, pp. 51-54..
[16] Ibíd. , p. 56.
[17] Ibíd. , p. 56.
[18] ÁNGEL RAMA, “Literatura y cultura en América Latina”, RCLL, 18, 1983, p 31.
[19] ÁNGEL RAMA, Op. Cit, p. 39.
[20] ÁNGEL RAMA, “La literatura en su marco antropológico”, CHisp, 407, 1984, p.99.
[21] ÁNGEL RAMA, “Literatura y cultura en América Latina”, RCLL, 18, 1983, p. 44.
[22] ÁNGEL RAMA, Op. Cit, p.53.
[23] Á MALINNOWSKI citado por ÁNGEL RAMA, Op. Cit, p 33
[24] ROMÁN DE LA CAMPA, “Hibridez posmoderna y transculturación: políticas de montaje en torno a Latinoamérica”, H, 69, 1994, p. 4.
© Juan Pablo Patiño Káram 2006
Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid
El URL de este documento es http://www.ucm.es/info/especulo/numero33/transcul.html
La transculturación implica la perdida o desarraigo de una cultura precedente lo cual conduce entonces a una creación de nuevos fenómenos culturales pero ello acaece a través de criterios de selectividad e invención. Se apela a un proceso de “perdidas, selecciones, redescubrimientos e incorporaciones [que] sólo existen en una articulación viva y dinámica” [19] dentro de una comunidad (no entendida como una abstracción sino como la disposición de relaciones concretas entre individuos) que es ella misma viva y dinámica, a través de esa selectividad e invención que tienen su último fundamento en la libertad y un tanto en el azar.
Según Rama, la transculturación, reconociendo “la singularidad de las regiones nativas” [20] es conformada por los siguientes niveles de operaciones:
La Lengua. El escritor, pasando en primer instancia de la historia de la literatura latinoamericana de una posición clasificatoria (que implica una segregación y encasillamiento) que parte de un habla culta, comienza a desentenderse de esas relaciones de poder para empezar a utilizar confiadamente una lengua americana. Ello implica de inicio una diversidad fundamental ya que no hay una lengua americana sino lenguas americanas, que se entrecruzan y cortan a lo largo de la espacio-temporalidad. La creación se realiza por medio entonces de encuentros, en varios niveles e intensidades, de varias lenguas dentro de la misma obra donde el escritor no busca imitar desde fuera un habla regional, sino elaborarla desde dentro, se enreda con ella explorando las posibilidades que le brinda.
Estructuración literaria: Se refiere a la serie de técnicas y abanicos vanguardistas con las que el escritor cuenta y a través de los cuales se libera de una narrativa rígida, para optar a una variedad de elementos a su disposición que son consecuencia de encuentro con otras literaturas (otras culturas y las americanas i.e. literaturas orales) y la invención de propias “adaptables y suficientemente resistentes a erosión modernizadora” [21]. El producto de ello es una singularidad de posición que se manifiesta ahora como oposición a fuerzas homogeneizadoras.
Una Cosmovisión. Posición engendradora de significados que se relacionan con toda una composición y estructura cultural concreta donde se apela a la relación de las formas con el mundo que presentan. Ella, por ser una de los elementos constitutivos de la especificidad de los individuos que constituyen a su vez una comunidad, manifiesta la más férrea de las resistencias a ejercicios de poder totalizadores. Pero esa dimensión semántica es de igual manera diversa en su fuente ya que refiere a una pluralidad a su vez múltiple de concepciones y utilizaciones de formas y signos dentro de universo cultural americano.
El resultado del encuentro en el proceso de transculturación de estos elementos reside en última instancia a los criterios de selección del escritor. Éste a través de un acto libre (con la dispersión azarosa que implica) utiliza esos elementos entrecruzándolos, yuxtaponiéndolos, combinándolos en convergencias y divergencias para dar génesis a la obra de arte -siempre y cuando el proceso no esté prescrito por una teleología de naturaleza universal y abstracta sujeta a fines trascendentes de la propia creación (independientemente de la finalidad del propio autor ya que el arte siempre supera a su creador)-. Acaece entonces por consecuencia la producción de objetos originales y singulares, bien en relación con sus elementos constitutivos y una tradición, bien de naturaleza concreta, específica y única.
En el proceso transculturador “el narrador […] se transforma en el mediador que trabaja sobre la dispersión y construye un significado que será igualmente problemático” [22]. Ello es, la dimensión semántica estructurada en el encuentro de los elementos mencionados no apela a un significado preestablecido y general, sino que dentro de su especificidad, refiere primero a su concreción que no puede ser entonces universalizada. El significado no es así un elemento externo sino presentado por el mismo acto de creación. Por todo lo anterior la transculturación es “Un proceso en el cual emerge una nueva realidad, compuesta y compleja; una realidad que no es una aglomeración mecánica de caracteres, ni siquiera un mosaico, sino un fenómeno nuevo, original e independiente” [23].
Este discurso que pretende dar cuenta de la literatura nunca entonces elimina la diversidad. Partiendo de elementos múltiples y plurales, por medio de la libertad e invención del sujeto creador, produce elementos únicos no inscritos a preestablecimientos. La obra se presenta en su singularidad sin ninguna sujeción representativa producto de un encuentro aleatorio y libre. La transculturación no es por tanto una abstracción de elementos comunes y universales de la obra, sino una descripción de una dinámica la cual cada vez dará por resultado un ser único y específico. Se cumple con las exigencias planteadas para la emancipación del abordamiento de un discurso de saber que de cuenta de la literatura como acontecimiento. El principio de trastrocamiento funciona por el aleatorio resultado de la transculturación que se inmerge en la rarefacción producto de la elisión de sus componentes. El principio de discontinuidad acaece donde los elementos constitutivos sólo responden a la dispersión de la libertad del creador sin seguir ninguna causalidad necesaria. El principio de especificidad produce obras singulares que se resisten a cualquier homogenización. La regla de exterioridad da por resultado un acontecimiento.
En la conceptualización del crítico uruguayo de la producción de objetos específicos, la génesis libre, que resulta del encuentro contingente de elementos constitutivos no sujetos a teleologías que los aprisionen, sigue siendo fundamental. La descripción del proceso de producción no elimina su carácter de acontecimiento ya que éste continúa siendo meramente presentado y no representado: “la sistematización de conocimientos sobre los modos de producir significados se ha detenido ante la imagen polisémica de la creación literaria y cultural” [24]. Su singularidad temporal y espacial no es anulada. La clandestinidad (ilegalidad) del múltiple presentado, de sus miembros y sus relaciones, por la libertad creativa, sobrevive y acaece una negación entonces de metarrelatos y una anulación de una identidad univoca (sea cultural, sexual, étnica o racial) de la escritura suscrita a rasgos esenciales del ser. Es la obra, a manera de pura presentación histórica y por supuesto en su totalidad, supernumeraria. La obra de arte sólo se pertenece a sí interpuesta entre el vacío y sí misma desplegando materialmente su ser y no sujeta a ningún universal. La aportación de Rama no pretende, concluyo, nombrar a su objeto, simple y sencillamente describir el proceso de creación y con ello no destruye el fundamento singular de la obra. La literatura como acontecimiento continúa existiendo.
Bibliografía
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BADIOU, ALAIN, El ser y el acontecimiento, trad. Raúl J. Cerdeiras y Alejandro A. Cerletti, Manantial, Buenos Aires, 1999.
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FOUCAULT, MICHEL, El Orden del Discurso, Trad. Alberto González Troyano, TusQuets, Barcelona, 2002.
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RAMA, ÁNGEL, “Literatura y cultura en América Latina”, RCLL, 18, 1983.
---------------------, “La literatura en su marco antropológico”, CHisp, 407, 1984.
Notas.
[1] MICHEL FOUCAULT, El Orden del Discurso, Trad. Alberto González Troyano, TusQuets, Barcelona, 2002, p. 14.
[2] MICHEL FOUCAULT, Op. Cit, p. 51.
[3] LOUIS ALTHUSSER, ¨La Corriente subterránea del materialismo del encuentro”en Para un materialismo aleatorio, Trad. Luis Alegre Zahonero y Guadalupe González Diéguez, Arena, Madrid, 2002, p. 34.
[4] LOUIS ALTHUSSER, Op. Cit, p. 53.
[5] Ibíd., p. 55.
[6] Ibíd. , p. 35.
[7] ALAIN BADIOU, El ser y el acontecimiento, trad. Raúl J. Cerdeiras y Alejandro A. Cerletti, Manantial, Buenos Aires, 1999, p. 196.
[8] ALAIN BADIOU, Op. Cit, p. 197.
[9] Ibíd. , p. 202.
[10] Ibíd. , p. 202.
[11] Ibíd. , p. 204.
[12] Ver MARTIN HEIDEGGER, Contribuciones a la filosofía (Del acontecimiento, en Biblioteca Virtual de Filosofía y Literatura, Santiago, 1996/97, consulta nov 2002,
[13] MICHEL FOUCAULT, Op. Cit, p. 57.
[14] ALAIN BADIOU, Op. Cit, p. 226.
[15] Ver Op. Cit, pp. 51-54..
[16] Ibíd. , p. 56.
[17] Ibíd. , p. 56.
[18] ÁNGEL RAMA, “Literatura y cultura en América Latina”, RCLL, 18, 1983, p 31.
[19] ÁNGEL RAMA, Op. Cit, p. 39.
[20] ÁNGEL RAMA, “La literatura en su marco antropológico”, CHisp, 407, 1984, p.99.
[21] ÁNGEL RAMA, “Literatura y cultura en América Latina”, RCLL, 18, 1983, p. 44.
[22] ÁNGEL RAMA, Op. Cit, p.53.
[23] Á MALINNOWSKI citado por ÁNGEL RAMA, Op. Cit, p 33
[24] ROMÁN DE LA CAMPA, “Hibridez posmoderna y transculturación: políticas de montaje en torno a Latinoamérica”, H, 69, 1994, p. 4.
© Juan Pablo Patiño Káram 2006
Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid
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