Un toque de razón me dice el cigarrillo encendido por segunda vez
para evitar un ataque cardíaco. Ay no puedo vivir en este pantano que sobrecoge
mis cuerdas en cada latido exaltado pienso igual que Anthony de Mello lo que
los seres humanos ven no es lo que hay sino lo que les han enseñado ver. Le
hablo a la colilla que cuelga en mis dedos prosigo y tú estas igual mientras me
digo líbrate de toda naturaleza humana de ese miedo espantoso a la muerte
preocupada de la bruma sin ver más allá de las divagaciones espirituales que te
hablan de un edén que estas perdiéndote espabilándote los sesos cometiendo el
pecado de escudriñar versos y beber el vino del pensamiento ateo haraganeando
frente a un incienso disfrutas del leal confesor en que se ha convertido el
papel y cientos de ellos a través del tiempo desaliñada expiras la tristeza que
te traen los relatos del infierno. El filtro quema mis dedos y exclamo ¡ave
maría purísima! termino de consumar el crimen leyendo a Rimbaud que ataca a la
derecha y a la izquierda en sus versos del relámpago y me dice que leyó el
Eclesiastés y que Rojas le copió el relámpago para deslumbrar mi patria me
cuenta que con un chirrido de dientes le sopló la forma de atrapar los premios
literarios que no es tan genial como la academia de la lengua y los reyes creen
porque fue él y sólo él que le enseñó el enigma del juego de las palabras
mientras se paseaba entre las hermosas derrochando semen en cuanto burdel pilló
en sus escapes nocturnos siendo la bestia que copulaba con animalas peligrosas
a las que robó el alma en los coitos salvajes y les comió sin piedad alguna el
espíritu. Y Rimbaud me dice démosle un poco de
crédito a las mujeres y sus voluptuosas caderas que le inspiraron del
loco amor y agrega sin duda él viajó también en el barco borracho y
conoció la miseria cuando supo que senté
la belleza en las rodillas en una temporada en el infierno y supo que a las
brujas y al odio les confié mi tesoro. La lluvia arrecia y es verde y rojiza y
tiene un drama antiguo el mismo que tenemos los humanos enredados en las algas
que cuelgan de nuestras cabezas y en nuestra alma de niña encunclillada ante
los torpes adultos ay mi corazón lo dejas abarrotado príncipe de los poemas y
cargas la jerga del fervor pones en las manos el estandarte supremo que vive
porque nuestros ojos se llenan del horrible paisaje de las ciudades del mundo
que sólo conocemos a través de la vía satelital nuestros bolsillo están vacíos
pero unos pájaros cantan en el árbol que veo a través de la ventana y yo sigo
el tambor de sus alas para abandonar la marcha de la monstruosa explotación y
sin rubor ni una pizca de prejuicio seguir cabalgando lejos de la religión que
rinde culto al dinero y que no termina de expulsar a las poetas del paraíso
dejándonos en la cresta de la ola a punto de caer a la sima y donde temblorosas
observamos el firmamento lejos del áspero sendero que nos predicen los enanos
provistos de celulares y maletines ejecutivos cuando nos ven cobijar las letras
huérfanas sin ni un toque de razón.
domingo, marzo 08, 2015
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No hay necesidad de templos, no hay necesidad de filosofías complicadas. Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón, es nuestro templo. Mi filosofía es la bondad. Dalai Lama
seres humanos
Los seres humanos no nacen
para siempre el día en que sus
madres los alumbran,
sino que la vida los obliga
a parirse a sí mismos una y otra vez.
Gabriel García Márquez (1927-?)
para siempre el día en que sus
madres los alumbran,
sino que la vida los obliga
a parirse a sí mismos una y otra vez.
Gabriel García Márquez (1927-?)
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