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domingo, marzo 08, 2015

DEL VIENTRE (En las frías rodillas, 2006)

Del vientre de la mañana viene un grito de pájaro enardecido el ritmo de un torrente su ímpetu tembloroso se recoge en las cuerdas ¡a levantarse, diablos! Y se apaga el reloj con un ojo cerrado y el pelo revuelto como el trigo o la cizaña el pantalón no se encuentra y la polera se extravió anoche en el juego del vamos a la cama y a buscar el pijama para desordenar las sábanas sin olvidar el despertador la tostada arde en la punta de la lengua junto al café de humo y lucero atiborrado. La mañana es un jinete sobre un caballo en fuga un loco en la cornisa de la techumbre de un último piso. La ciudad permanece envuelta en el ardor del frío. La noche una espuma sin tina sin agua caliente el tiempo lo arrebata el microbús. Es lunes y el descanso ha mordido las entrañas no hay tripas para calentar el despegue de la sesura el genio y el gruñido mortal de la tardanza y un asomo de manía tiñe la neblina matinal un embrujo se escapó al rayar el alba al compás de la escalera una llave se busca arrebatada por la memoria. Tres veces bendigo al corazón que late mientras refunfuño los segundos que perdí en la última vuelta de perro. La prisa, siempre la prisa consumiéndolo todo en las nubes iguales al día anterior de este invierno glacial ese guante que escapó en algún chaquetón olvidado. El aceite oloroso del puntero ante meridiano unta los huesos con el color del infierno presa de un horario que eterniza el momento de digitar el alma. Soy un pez lejos del océano como el extranjero de Camus atravieso la ciudad en lo redondo de Arenas en el paseo de Barros hacia Caupolicán. Son las 9:05 y me llevo la bufanda a la boca acelero los pasos para mitigar el paisaje que se anunció con aullidos mientras busqué a tientas el interruptor para extirpar el humo de los párpados escuchar las noticias de la radio e inaugurar el cortejo de peatones arriba del estacionamiento Catedral rumbo al redil sin grito sin pájaros.

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Comentarios

No hay necesidad de templos, no hay necesidad de filosofías complicadas. Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón, es nuestro templo. Mi filosofía es la bondad. Dalai Lama

seres humanos

Los seres humanos no nacen
para siempre el día en que sus
madres los alumbran,
sino que la vida los obliga
a parirse a sí mismos una y otra vez.

Gabriel García Márquez (1927-?)