martes, junio 04, 2019
martes, octubre 16, 2018
La cárcel del martes.
Por Ingrid Odgers
Se repite la rutina de ingreso.
Cristián, el joven interno me acompaña a la sala de clases. Esta vez no está el
ambiente cargado de olor a cocina, ese tufillo como a comida rancia que se
impregnaba fuerte el viernes pasado. Me instalo frente a la mesa de trabajo la
caja de materiales la deja Cristián encima de la mesa, ¡voy por la otra
señorita! dice animoso. Los alumnos rodean la mesa, son como tres a cuatro,
saludan alegres, me llenan a preguntas, qué cómo he estado, que me recordaron
el fin de semana, que están muy contentos conmigo…los miro con cariño y
agradezco sus palabras. Un alumno me dice ¿puedo ver la caja?, la abro y digo
claro que sí, son solo materiales, dime qué quieres que te preste y apunta tu
nombre en una hoja. Después de revolver literalmente la caja toma un block y
unos lápices, me pregunta ansioso: ¿puede prestármelo señorita? Por supuesto,
pero no olvides anotar y pasarme la hoja.
Otro alumno consulta ¿qué haremos
hoy día? Entonces les pido que tomen asiento y se tranquilicen, son muy
inquietos sin embargo no está esa ansiedad que abundaba por la sala el viernes
pasado. Cuando cada uno tiene sus hojas
y lápices empiezo a leerles un resumen de una novela y les pido que escriban su
opinión respecto a la actitud de la protagonista y sus circunstancias de vida.
En silencio y obedientes como niños de jardín realizan el trabajo luego de
comentar en conjunto la novela donde entrego algunos detalles más y les explico
la narración. La verdad que había que pasarles una película sobre el libro, pero
lejos de lo que creen en Santiago, en la penitenciaría no hay data show, no hay
computador que se disponga para la clase…eso no es posible. Les digo que para
la próxima clase veré la posibilidad de un Data y un computador… Entregan los trabajos
con su visión, algunos hacen un poema. Todo lo recibo me interesa que trabajen
pero también charlar, intuyo que ellos lo necesitan ser escuchados por alguien
mayor les interesa y mucho. Varios alumnos que se inscribieron para esta
sesión, abandonan la sala, hasta la próxima clase señorita, debo ir a trabajar,
discúlpeme.
Así es la cárcel, los internos no
pueden ausentarse más de una hora - hora y media de sus quehaceres, todos hacen
algo y deben cumplir. Les pido: niños para la próxima necesito sus trabajos. Sí
señorita, lo haremos. Sin embargo, los alumnos no son siempre los mismos, van
rotando cada sesión, unos porque trabajan, otros porque no tienen ánimo. Le
pesan las rejas, pero no solo eso, el trato que reciben, ese trato de
pertenecer al inframundo, a la escoria social. Muchos sufren depresión,
angustia, ansiedad…dolor, y su único
alivio es la marihuana y una que otra pastilla que les venden en la misma
prisión.
Les leo algunos poemas como
segundo trabajo planeado para ellos y vuelven a sus hojas y retoman el lápiz.
Al despedirme la misma ansiosa pregunta: ¿Volverá la próxima semana?
Me dan la mano, unos me abrazan,
no se pierda dice otro con cara de súplica. Les acaricio la nuca y me despido. Tengo
una sensación contradictoria algo de alegría y algo de dolor. Yo quiero a estos
cabros, pienso mientras camino a la guardia a retomar mis objetos personales:
La billetera, el celular mi llavero y las gafas. Hay que cubrir rápidamente los
ojos para que no adviertan unas rudas lágrimas que se agolpan lento sobre mis
mejillas.
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jueves, julio 05, 2018
sábado, junio 30, 2018
Poema a Soraya
Caracol
A Soraya
Cuánta zozobra
vino a tu sino
No quieras
recordar
La obtusa manía
histérica
La persecución
Los pájaros
mutilados
El lento
arrastrar del tiempo
El farol
apagado
Albur
desventura miseria
Albur
desventura desdicha
Escribiste en
tus cabellos
Y tus pies
deletrearon aquella ira
–pobres días -
Muchacha de
junio
No fue
suficiente el peligro
Que tus dientes
vieron en los días tortura
Dime dónde
avizoraste justicia
Sable que clavó
tu entraña
Cuánta zozobra
Para luego
reposar la cabeza en balacera
Y volverte
nívea pura inerme
En la fláccida
balanza
_ ya lo sabes, esa justicia inexistente_
te dormiste
El clamor es
uno ¡No recuerdes!
Y no permitas
que olvidemos. No permitas.
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lunes, febrero 05, 2018
Un poema de Ingrid Odgers - Concepción de Chile _Febrero 5 de 2018
Tú sabes Sophie
Me quedo pensando en ese horror
Los animales son más humanos
Que el propio humano
Alguien debe haberlo dicho ya
Sí, lo dijo Víctor Hugo:
“…Ahora es necesario civilizar al hombre en su
relación con la naturaleza y los animales”.
No puedo decir animal al homicida
Ciertamente sería una ofensa
Menos podría decir Bestia
La bestia nos
humaniza
El animal desencadena el amor
Hace brotar azahares en lo íntimo
-La ternura –
No hay palabra para definir a quien mata
En este caso (y muchos otros), el dolor es océano
Y la impotencia cenit
Tanta
Solo un bárbaro hechicero
Mata a Sophie
Porque solo un demonio
Puede matar
Meterse en las neuronas y criar la ceguera
Eliminar la compasión
Saquear el cuerpo frágil
Quebrarlo Destrozar Desgarrar
Me quedo pensando en ESE horror
No existe una palabra
Que defina Que concrete y No escasee
Este hecho donde la miseria
(que hiede y tortura)
Impacta provoca
El rechazo El pavor
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Poema
martes, junio 27, 2017
CRUCE DE PIERNAS
“No
razonaré, ni compararé; mi tarea es crear”. William Blake
¿Cuáles son los pasos para la libertad?
El sistema y la esclavización se llevan
todo el canto todo el loor
(Confieso estos ojos no son de este cuerpo)
Ante el burdel llamado astucia
La reverencia
Que simplemente vale champiñón
Y allí están…por allá también…y me circundan
Aprietan y ahogan
Mientras todos cruzan las piernas
Se soplan las uñas Miran la hora o
Toman café en el L’angolo
Un cortado en el Haití – Chela en algún bar
Caricaturas de salón contoneándose
ante el primer
Segundo y tercer bribón
-ya tú lo sabes-
Nunca tan pajarón-ona
(De bellacos está plagado Chile)
Cruce de piernas
Gente normal/ anestesia / sopor
Ríos / anestesia / vertientes / sopor
Y el ciclo se repite
-Aunque sea mi mayor pesadumbre-
Circula por calles
prados y hasta en el orfeón
Los pasos de la libertad se ocultan
Búscale un hueco a la soledad
Cruza las piernas Y estíralas
Haz dormir el cerebro –enciende la TV-
No te agite la vida ni el próximo
Sopla tus uñas toma
café o chela
Déjate llevar por el horario
Extravía la libertad
(No la encontrarás en la rutina ni canon social)
Enterrado/as en
el mismo diario
el mismo celular o
el whatsaap
Dime dónde –parásito- dónde
Dónde vives la palabra libertad.
Quita esta aflicción
¡Quítala!
©Ingrid Odgers Toloza
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miércoles, marzo 29, 2017
El hambre
Ingrid Odgers Toloza
Tengo un hambre terrible
Un hambre
Que no cesa
Día y noche se dibuja en las paredes
Día y noche en fuego y estiércol
-quema y ahoga-
De este ahogo muero
De este fuego huyo
El polvo de mi boca
Contiene el grito
Una noche de frío
Una larga noche
- no hay negrura mayor que volver a la infancia-
Porque la noche
Porque el tiempo
Porque la tarde
-Los años, los días-
Sauce y naranjos que lloran
Muertos que viven y rondan
-Alucinaciones-
Inocencia prohibida
Inocencia desgajada
Y el terror al recuerdo.
Prometo
Juro y re-juro
Que no volveré
A esa tarde brutal
- mis canas no perdonan -
No, no más
Tengo un hambre terrible
El hambre de olvidar.
sábado, marzo 25, 2017
Poema Infancia - Ingrid Odgers
INFANCIA
Arrojo lejos
la máscara
Te ruego como loca perdida:
Déjame sacar el tapete
- O el bloque de concreto-
Déjame abrir el arca
Déjame suplico
Déjame alcanzar la infancia
Toda esa danza
Entre la rutina del juego
Y la cocina
Entre la rutina y la escuela
(Mi pobre sala
De mi pobre barrio)
La complicidad del gesto
Y la ronda del guiño
La payaya en la mano
El arroz con leche
Las polcas en la arena
Los amigos que golpean la puerta
¡Ah! Salto dichoso
El grito de triunfo/ El silencio de la derrota
Toda era un entre/ entre pisos/entre días
Entre los blocks/ entre los arcos del basketboll
Y la cancha de futbol –todo el túnel luminoso-
Simplemente la niña brincaba
Como lluvia / granizo
Como árbol cargado de duraznos
En el tiempo del calor
los típicos short
y el río del sauce
Me dejo vivir / Me dejo
Un pastel de escudo en la mano y
en la otra
la pelota goma con esa risa y con ese llanto
frescura inocencia retozo
Aquellos pies
tan breves
La tierra
negra del festín
La tierra
rojiza de la querencia
El coligue
Las carretas
Los naranjos
¡Ay verano que me brillas!
Qué alegría febril
Niña citadina respira prados
Niña citadina respira atardeceres
Niña que sube cerros
Y huele quebradas
Cabalgata dócil
ovejas en la tarde del cobijo
pájaros / huerta
Recorriendo / recorriendo
Vívida Plena Gozosa
Sencillamente viviendo
No había nada
Nada áureo (ni oro ni plata) que la hiciera feliz
En medio de la carencia bruja
De la escasez y la noche.
Lo tenía todo.
Nota:
Payaya, juego tradicional chileno.
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viernes, marzo 24, 2017
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No hay necesidad de templos, no hay necesidad de filosofías complicadas. Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón, es nuestro templo. Mi filosofía es la bondad. Dalai Lama
seres humanos
Los seres humanos no nacen
para siempre el día en que sus
madres los alumbran,
sino que la vida los obliga
a parirse a sí mismos una y otra vez.
Gabriel García Márquez (1927-?)
para siempre el día en que sus
madres los alumbran,
sino que la vida los obliga
a parirse a sí mismos una y otra vez.
Gabriel García Márquez (1927-?)