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Comentarios literarios

sábado, diciembre 06, 2014

Un poema


Por ella

Todo es un delirio
Los pájaros cantan en la ventana
Crece la planta en la puerta acurrucada
El gato lame su panza y sus frágiles garras
El canto agita el dintel
El sol ríe en las hebras del cielo
El agua en el cántaro flota bajo el viento

Pájaro eres
Planta eres
Gata eres
Canto
Sol
Agua
Bajo esta tormenta
Bajo esta lluvia
Todo eres
Y  el mundo un delirio.


 (Ingrid Odgers, Diciembre de 2014)

Victoria



Saliste de las flores
Había sal en tus manos
De tu boca salía una muchedumbre
De olas  celestes
Y tu mirada lanzaba dardos de soles
Empapados de tréboles
Tus lágrimas eran sonrisas de margarita
Tus pupilas flotaban en el mar calmo

Alma principal de todas las cosas…

No pude tolerar el abismo citadino
El ceño fruncido de las calles
La aglomeración del ocio embravecido
(En las vidrieras)
Yo deseé un orbe vacío
Un esqueleto en cenizas
Hojas barridas por la tormenta
El techo de un rascacielos
La luz inerme de la noche
Tal vez una isla o un oasis
En algún lugar del universo
Todo
Absolutamente todo
Para volver a encontrarte
Y arder en la niebla del ocaso.

(Ingrid odgers. Diciembre de 2014)

Poema

LA MISIÓN

Viajen
Al solitario
Al triste
Al esclavo del canon y las reglas
Al oprimido del mercado
Al abrumado sujeto del marketing
Al agobiado de las 12 horas
Al peso de los turnos 10x10
A la mujer de las 24 horas
Al incierto paso del hombre


Viajen
Hacia las lenguas muertas
Con el océano Pacífico
Con el Ártico
(o con los hielos del sur perdidos entre islas)
Y cachalotes
Y resuene su ritmo en las gargantas
Hinchadas de llanto
Y retumbe su grito
En la médula
En la carne y sangre seca
Por el hálito inmundo de la atmósfera
El espacio y el clima

Viajen
Hacia los zombies de todas las regiones
Hacia los pájaros paralizados en los cables
Adéntrense en el refugio de los topos
Cuélguense en las arterias de la gran ciudad
Registren el tedio, la vacuidad de los pueblos
Asómense por los lodazales de las periferias
Refriéguense contra los concretos calcinados
Átense a las manos valerosas
Viajen. Circulen. Transiten.
Con labio afable
Anhelen el bienestar y la armonía

Viajen versos, viajen libres.
Combatan. Batallen. Peleen.
Contra todo cautiverio.
Contra toda imposición.

(Ingrid Odgers -6 diciembre de 2014)




viernes, octubre 24, 2014

Presentación de la Novela De tu sangre cautiva- editorial Segismundo - Juan Carlos Barroux







FRAGMENTO DE NOVELA DE TU SANGRE CAUTIVA

SATURADA

Hablo de un hombre como si fuera un héroe. No lo es, obvio. No puedo puntualizar en forma exacta lo que significa encontrármelo después de treinta años. Treinta años no es poco. Toda una vida. Isabel rememora su pasado, los recuerdos de años de matrimonio frustrado endurecen la expresión afable que la caracteriza. Sanar el olvido de sus hijos ha sido casi imposible. Las navidades son de angustia y desolación. Ni hablar de los años nuevos, la semana más larga es la última y  fatídica de diciembre. Una extraña mezcla de dolor, frustración e impotencia ejecutan un cortocircuito, como su cumpleaños con la casa vacía y el incienso con las velas aromáticas coreando lánguidos el veloz e indeseable paso de los años. Camino por la orilla de la playa y recojo una que otra concha rezagada por los visitantes, aspiro hasta saciarme el aire, intento capturar la energía que emana del pacífico. Un hombre camina por la orilla de la playa con la cabeza gacha y los brazos extendidos hacia la arena, lleva un bulto en su espalda que no alcanzo a distinguir. Las algas han arrancado del mar y el paraje huele a mujer insatisfecha abandonada por su amante. Todos se han retirado a vivir la noche con quienes desean y es que la fecha es propicia para experimentar momentos de unión. El gentío alborotado con los preparativos de fin año ha abandonado temprano la  bahía y subsisten cerca unos perros chabacanos, correteando  en la arena. Son las nueve de la noche.  El rumor alado del silencio se acentúa con la llegada del ocaso de este treinta y uno de diciembre. Quietud y nostalgia. Me siento en la arena. Alejo al dúo de canes de pelos negruzcos y pintas café con una piedra húmeda y plomiza. El aroma del mar me alcanza envolviéndome en los pliegues de su sal volatilizada. Pedro no está. Viajó a pasar las fiestas con sus hijos y tal vez con Sandra. Mis hijos no llamaron y mi futuro próximo será ir a la cama con un buen libro, el de Donoso o Bolaño, después de comer unas papas mayo con un trozo de carne. Cualquier otra acción dependerá del ánimo o nuevamente del azar. Como todo en  mi vida. Arrojo la colilla y me levanto protegiéndome con el cuello de la casaca y tomo el bolso para regresar a mi cueva. Se acerca un nuevo año y el yermo se acrecienta. La falta de familia sumada a la ausencia del fiel Pedro es un arpón que me lleva por los cabos de una fluctuación que no  quiere sucumbir. No he podido concluir mi relato que espero a estas alturas, ver convertido en novela. Repentinamente, la trama se ha desarticulado en estos días y los detalles se han convertido en una maraña espinosa. La literatura como un picaflor fastidiado de revolotear por mi metro cuadrado se eleva lejos de mi balcón. El ritmo febril del compromiso remunerado al cierre del año  ha chapoteado una devoción a la que no quiero renunciar. La importancia de vaciar al ojo ávido y de borronear. La cámara de  la auto conservación. Detengo un bus Ruta las playas y emprendo el viaje a casa. Las calles están habitadas por múltiples luces y uno que otro auto, las ventanas de los departamentos, la mayoría con guirnaldas iluminadas avistando la calzada desde sus ventanas. Son las once pasadas al encender la luz de mi refugio. El silencio es total. A las doce, el estallido de los juegos artificiales rompió la velada somnolienta y desaborida.  Recordé a Pedro. Encendí un cigarrillo y busqué una cerveza en el refrigerador. Feliz año nuevo Isabel, dije en voz inusualmente mordaz y un nudo desatado por la ironía (tal vez contagiada por Pedro), chorreó angustia por las paredes y en la luz que descendía sobre mi figura estática, devastada. Unas lágrimas lucharon por no agrietar el semblante. Las contuve. Estaban demás. Tengo que ser enérgica, no puedo derrumbarme y bebí el resto del líquido para arrancar el sable incisivo de la congoja, en medio de la masa amorfa en que se convirtió la noche del año nuevo. La noche penquista puso su manto sobre los hombros de Isabel. De improviso sintió el amparo de la ciudad. Respiró profundo.


Isabel escribe tenaz sin importar horario ni comida, está poseída por la obsesión, lo sabe y no piensa ni desea alejarla de su nuca, de su sangre, de sus vértebras. Hasta aquí, incomunicada de su familia, lejos de sus hijos, el consuelo para Isabel ha sido tener la convicción que será la escritura la que le permitirá salir de años inmersa en el círculo de la resignación (de vivir como oveja, según sus propias palabras), para establecer la irreverencia comprometida de una mujer ante la sensibilidad adormecida que la arrebató por años de la plenitud.  Como toda convicción, conserva su vigencia en el tiempo  y en ella ha sido estimulada por su encuentro con Pedro, quien ha sido un buen compañero de charla y discusión. Enriquecedor, de todas maneras, prosigue Isabel y sonríe al ver el guiño del cíclope ante el giro del cursor.

Fragmento de Novela De tu sangre cautiva

COTO

Esta vez no eran duendesEra Sandra, por esas casualidades, si es que existen las casualidades dirán algunos, la verdad,  yo no lo dudo, como decía, resultó ser Sandra, la ex esposa de Pedro. Ella acostumbra a llamar sin importar la hora, para realizar algunas preguntas, algo indiscretas a mi modo de ver, respecto a su flaco y detestable marido. Porque ni dudar que lo detesta. Suelo decir que a él le va fantástico, que ha emprendido un nuevo plan literario y ha sido invitado a grandes e importantes encuentros de escritores. Es lo que se espera de los amigos. Generalmente aumento los éxitos de mi conocido y trágico poeta para la infelicidad de su ex mujer.  No creo que a ella le importe el padecimiento de Pedro. Es dinero, siempre es el dinero el que la motiva a llamarlo, a buscarlo, a saber en qué lugar se encuentra. En cuanto a mi,  digamos que no considero comentar los fracasos y múltiples dolores de mi amigo Pedro. No sé si dije que él es poeta. En otras palabras, al decir de muchos en nuestra sociedad: un varón que vive el límite haciendo de su vida una burda payasada. ¿Para qué sirve la poesía? Se preguntan demasiados en este país despoblado de lectores. La inutilidad de esta rama de las artes es conocida en todo los niveles de la pirámide cultural en el mundo. La poesía no vende, dicen libreros y editores, nadie o pocos, apuestan por ella. Es la pariente pobre: la olvidada y vilipendiada poesía.

Todos creen que los poetas pertenecen a un coto de caza privado y que su finalidad es producir objetos bellos, tan bellos como inútiles, un coto privado de razón de ser y de medios adecuados para sobrevivir. Esto último es bastante evidente. ¿Quién puede vivir de ella? Nadie. En lo íntimo, se que Pedro arde y se oxigena con los versos, es una especie de anestesia que no tiene efectos secundarios. Claro, nadie comprende a los poetas. Mal puede la ex de mi amigo percibir el limbo indisoluble en que se bate y regocija su otrora amante marido. Creo que Pedro vive por la poesía, dosifica los abatimientos y retoña para volver a descender al hondo pozo. Me guardo bien de comentar a la cursi y banal Sandra que su ex  sufre precisamente, por la mísera existencia que le otorga la poesía en el laberinto de la provincia. Extrañamente, la escritura es su razón de ser. Sangre que justifica su paso por el lúgubre globo terráqueo, desalmado en la extensión de los gemidos que provoca el crepitar de los cuervos en el planeta, contaminado de egoísmo y amenazado por el brutal calentamiento global.  Volvamos a Pedro, antes tomaré Bilz y fumaré un Kent. Apresuro el cigarrillo y el vaso de líquido con hielo, el relato no me deja descansar, el tono me busca o lo busco y el cíclope frente a mi, atrapa con su pupila siempre inquisidora como un inspector de policía en el cuarto de los interrogatorios, implacable y voraz amedrenta este espacio íntimo, sujeto al culto del dinamismo de los dedos apuntando a cada instante el cursor a su pupila expectante entre sus pestañas doradas por la luz artificial de la lámpara que instala imponente sus caderas encima del escritorio a las dos treinta y uno A.M. de un lunes que abre sus alas como pájaro en busca de  nuevos y rojizos nidales.

martes, septiembre 02, 2014

Chile íntimo


Qué me dice tu nombre 
en viento y marea inhóspita
Rostro de lluvia huesos desnudos
Códigos   
miniaturas de signos cifras decantadas
compendio de risas
nubes     senderos en luna
cielo en vasijas
en el gozo de la alucinación

Un escándalo verde en el rojizo atardecer
Un verbo de lujuria en la plaza
(Corrillos,  amantes,  errantes,  hormigas de mall)
El ardid de las lenguas en el resplandor del charco

Qué me dice tu nombre
Artesano del tiempo
Corredor de esperanzas
Tus respuestas de arena en columnas de sol
 arrastran y encadenan
y  un reloj que se agita con  el sonido de tu aura
 despierta
el derecho a la fábula

Padre de los ciclos 
Madre desvirgada de horror
Resiste este cuerpo tatuado como efigie vendada
con versos de Gabriela que amó
como muchacha salvaje
como Pablo capitán de autopistas lejanas

Labio a labio brazo a brazo
Puerta a puerta

socavando el fuego de la tierra.

©ingrid odgers toloza

sábado, agosto 16, 2014

REINO

REINO

 

Somos de ese reino

Del reino que es nombre de todos los hados

Donde el oráculo juega con bríos su batalla

Del reino donde la balanza es de incierta expectativa

DEL REINO /  REINO

Y la curiosidad tambalea en la orilla de los astros

En el oropel

de los labios

En el embrujo

de las constelaciones acuosas

En el tajo

de los frutos maduros

Y en la febril extensión de las manos hambrientas

SOMOS Y SOMOS DE REINO / REINO

Y nos recogemos como cristales remendados

Atolondradamente ávidos en la capa subterránea

De su brazo generoso

Su brazo

Como un apéndice irremediablemente mortal

A la espera de su rayo lúcido irredento

Que nos ordena

Revivir bajo

Su fuego

Y

Su lujurioso poder   

Insolente /  Inclemente   /     Como pulpo /   Atormentador.


 




ROYAUME (1)

( de Pèlerinage par le royaume de la nuit)

Nous sommes de ce royaume
Du royaume qui est le nom de tous les destins
Où l’oracle joue avec courage sa bataille
Du royaume òu la balance oscille une incertaine expectative
Du royaume
royaume
Et la curiosité chancele dans le bord des astres
Dans l’auripeau des lèvres
Dans l’ensorcellement
des constellations aqueuses
dans l’estafilade
des fruits mûrs
Et dans la fébrile  extension des mains affamée
Nous sommes et sommes du royaume
royaume
Et nous nous entassons comme des verres restaurés
Étourdis et avides dans les couches souterraines
De son bras génereux
Son bras
Comme un appéndice irrémédiablement mortel
A l’attente de son rayon brillant irrédimé
Qui nous demande revivre
Sous son feu
Et son luxurieux pouvoir
Insolent
Inclément

comme un poulpe tourmenteur


(1) Traducción de la poeta Ana Rosa Bustamante -Valdivia, 2013








domingo, junio 08, 2014

VIEJO SOL Ingrid Odgers

VIEJO SOL
Ingrid Odgers
No tengo tiempo de respirar
Soy un destino
La construcción solar me ha retenido hasta ahora.
Dame joyas ahogadas. André Breton.


La construcción solar traza mi destino
A espaldas de la lluvia
Deja caer en oficial insolencia:
Un vaso a media luz
Un testigo invisible
Una cruz axiomática
(Mojado es el pasto de mis versos
Arrodillado ante el altar y en sordina)
Mi viejo sol está pariendo
En el desastre híbrido y escéptico
De constelaciones consentidas
Rasga vestiduras
Llora en el techo
de palomas rotas y
vibrantes antenas
(Apéndices de una destrucción en marcha)
A espaldas de la lluvia
Arroja
Fotografías
Bicicletas rodando en el parque
Campanillas y gorjeos
De algodones rosados
Triciclos colgando en el garaje
En fin, en fin…hermana
La construcción solar
A espaldas de la lluvia
Traza mi destino
Deja caer
Hamacas de coral
Primitivos cascabeles
Escalpelos y lancetas
Odres botellas añejas
Mendrugos de horizonte anaranjado
Cuentos de Andersen Cabellos rizados
Infancia que me llora
Máscaras que nunca fueron mías
Una puerta fantasma
Una ventana que gruñe
Todo llega hoy
Obscena confesión

Ante el recuerdo intacto.

Comentarios

No hay necesidad de templos, no hay necesidad de filosofías complicadas. Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón, es nuestro templo. Mi filosofía es la bondad. Dalai Lama

seres humanos

Los seres humanos no nacen
para siempre el día en que sus
madres los alumbran,
sino que la vida los obliga
a parirse a sí mismos una y otra vez.

Gabriel García Márquez (1927-?)


Porque escribí