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Comentarios literarios

martes, marzo 17, 2015

Del libro la jaula, ediciones Orlando, 2015



                  Tentaciones

Mixtura de áncoras
pelo castaño
minúsculos labios
Esas  manos
Ese rostro de arrojo

Toda una libertad radical
como  sueño
o espejismo
o milagro
o destino

Abre una pequeña ventana
y sobre este muro de piedra
soporto estoica
mi
filosofía
mi obra   la vida

domingo, marzo 08, 2015

UN TOQUE (EN LAS FRÍAS RODILLAS, 2006)

Un toque de razón me dice el cigarrillo encendido por segunda vez para evitar un ataque cardíaco. Ay no puedo vivir en este pantano que sobrecoge mis cuerdas en cada latido exaltado pienso igual que Anthony de Mello lo que los seres humanos ven no es lo que hay sino lo que les han enseñado ver. Le hablo a la colilla que cuelga en mis dedos prosigo y tú estas igual mientras me digo líbrate de toda naturaleza humana de ese miedo espantoso a la muerte preocupada de la bruma sin ver más allá de las divagaciones espirituales que te hablan de un edén que estas perdiéndote espabilándote los sesos cometiendo el pecado de escudriñar versos y beber el vino del pensamiento ateo haraganeando frente a un incienso disfrutas del leal confesor en que se ha convertido el papel y cientos de ellos a través del tiempo desaliñada expiras la tristeza que te traen los relatos del infierno. El filtro quema mis dedos y exclamo ¡ave maría purísima! termino de consumar el crimen leyendo a Rimbaud que ataca a la derecha y a la izquierda en sus versos del relámpago y me dice que leyó el Eclesiastés y que Rojas le copió el relámpago para deslumbrar mi patria me cuenta que con un chirrido de dientes le sopló la forma de atrapar los premios literarios que no es tan genial como la academia de la lengua y los reyes creen porque fue él y sólo él que le enseñó el enigma del juego de las palabras mientras se paseaba entre las hermosas derrochando semen en cuanto burdel pilló en sus escapes nocturnos siendo la bestia que copulaba con animalas peligrosas a las que robó el alma en los coitos salvajes y les comió sin piedad alguna el espíritu. Y Rimbaud me dice démosle un poco de  crédito a las mujeres y sus voluptuosas caderas que le inspiraron del loco amor y agrega sin duda él viajó también en el barco borracho y conoció  la miseria cuando supo que senté la belleza en las rodillas en una temporada en el infierno y supo que a las brujas y al odio les confié mi tesoro. La lluvia arrecia y es verde y rojiza y tiene un drama antiguo el mismo que tenemos los humanos enredados en las algas que cuelgan de nuestras cabezas y en nuestra alma de niña encunclillada ante los torpes adultos ay mi corazón lo dejas abarrotado príncipe de los poemas y cargas la jerga del fervor pones en las manos el estandarte supremo que vive porque nuestros ojos se llenan del horrible paisaje de las ciudades del mundo que sólo conocemos a través de la vía satelital nuestros bolsillo están vacíos pero unos pájaros cantan en el árbol que veo a través de la ventana y yo sigo el tambor de sus alas para abandonar la marcha de la monstruosa explotación y sin rubor ni una pizca de prejuicio seguir cabalgando lejos de la religión que rinde culto al dinero y que no termina de expulsar a las poetas del paraíso dejándonos en la cresta de la ola a punto de caer a la sima y donde temblorosas observamos el firmamento lejos del áspero sendero que nos predicen los enanos provistos de celulares y maletines ejecutivos cuando nos ven cobijar las letras huérfanas sin ni un toque de razón.

DEL VIENTRE (En las frías rodillas, 2006)

Del vientre de la mañana viene un grito de pájaro enardecido el ritmo de un torrente su ímpetu tembloroso se recoge en las cuerdas ¡a levantarse, diablos! Y se apaga el reloj con un ojo cerrado y el pelo revuelto como el trigo o la cizaña el pantalón no se encuentra y la polera se extravió anoche en el juego del vamos a la cama y a buscar el pijama para desordenar las sábanas sin olvidar el despertador la tostada arde en la punta de la lengua junto al café de humo y lucero atiborrado. La mañana es un jinete sobre un caballo en fuga un loco en la cornisa de la techumbre de un último piso. La ciudad permanece envuelta en el ardor del frío. La noche una espuma sin tina sin agua caliente el tiempo lo arrebata el microbús. Es lunes y el descanso ha mordido las entrañas no hay tripas para calentar el despegue de la sesura el genio y el gruñido mortal de la tardanza y un asomo de manía tiñe la neblina matinal un embrujo se escapó al rayar el alba al compás de la escalera una llave se busca arrebatada por la memoria. Tres veces bendigo al corazón que late mientras refunfuño los segundos que perdí en la última vuelta de perro. La prisa, siempre la prisa consumiéndolo todo en las nubes iguales al día anterior de este invierno glacial ese guante que escapó en algún chaquetón olvidado. El aceite oloroso del puntero ante meridiano unta los huesos con el color del infierno presa de un horario que eterniza el momento de digitar el alma. Soy un pez lejos del océano como el extranjero de Camus atravieso la ciudad en lo redondo de Arenas en el paseo de Barros hacia Caupolicán. Son las 9:05 y me llevo la bufanda a la boca acelero los pasos para mitigar el paisaje que se anunció con aullidos mientras busqué a tientas el interruptor para extirpar el humo de los párpados escuchar las noticias de la radio e inaugurar el cortejo de peatones arriba del estacionamiento Catedral rumbo al redil sin grito sin pájaros.

AL BORDE (En las frías rodillas, 2006)

Al borde de la corriente principal lejos de las mujeres al borde de un ataque de nervios por no alcanzar la silla del L”angolo o la última tenida de Dior ni empapar el lóbulo con Rabanne, con la etiqueta de zigoto equivocado nosotras que nos queremos tanto atadas a la pluma y con la pluma entre las piernas como la película de Javier Bardan españolísimo hasta los huesos nada que ver con el homus chilensis extranjero de patria y bandera vamos atropelladas al ritmo de la palabra se acabó finís y fiis el arquetipo de la mujer lavando la camisa y los calcetines. Afanadas en la cocina preparamos la cena en el cuartel de la paranoia bajo el imperio transversal de la palabra no comemos la nuez de Adán simplemente corremos con las mujeres que danzan con lobos en la proa de un barco. Gabriela Juan Arturo Enrique y Pablo nos acompañan en esta travesía que no conoce fronteras. Se comulga día a día como rito imperdible la mutación de las letras desayuno americano en hotel cinco estrellas en la calle de un barrio desconocido apartada del burgués en el proletario estiramiento del billete se indaga en el follaje de la imprenta las encajamos en la marmita con el frito de la experiencia el vía crucis la zanahoria  el perejil el ajo bien picado con una pizca de orégano y un poco de penitencia trasnochada de esas lunas innombrables. No somos criaturas celestiales y de cerca o lejos nos tildan peyorativamente de rara especie los prosaicos pigmeos que introducen sus narices nada de píos en el lienzo donde un chiflado pincel trazó piruetas de cabras locas cuerdas sin cuerda. Extraterrestres en el globo como mancha pecaminosa en la rústica constelación el timbre censurada va en el dorso de nuestras manos como si hubiéramos ido a una disco quinceañera. Escapamos como zorras sólo para encontrar las cuatro paredes del calor en el brasero de las sílabas. Sílaba a sílaba. Un vapor de rayo y fuego se desprende de blusas polerones y de las otras ropas el sombrero el húmedo sudor de búho. Ayer ovejas corderos resbalando entre y con lobos y sierpes hoy salvajes escudriñando evangelios hurgando los fantasmas sacudiéndolos junto a los ratones de las bibliotecas y los adictos a los cyber café libamos el eclipse que guío los pies a esta bendita resurrección al otro lado del río.

jueves, enero 01, 2015

LA CEREMONIA

LA CEREMONIA

No tenía la importancia necesaria
la pantalla representa el fin
el lenguaje olvidado.

En un rincón
El Obsceno pájaro de la noche.

Torrente largamente oculto
sombras furtivas
máscaras chinas
héroes de novela vagando.

Walt Whitman
Lorca
Mistral y Neruda
bailan tango.

El whisky no está mal.

Adelante un escenario fiero sangriento.

Un mago ebrio
ahoga calaveras en una copa de peces
absurdos remolinos
asoman desde el techo
la luz enfoca el piano abandonado
las marionetas cantan lúgubres
el sándalo y la canela asfixian.
Filas de hombres  sentados vestidos de negro
Filas de mujeres sentadas vestidas de rojo.
En la puerta un gigante ratón Mickey sonríe.

No logra calmarme.

La atmósfera pesada
cae sobre mi espalda.
Despierto en mi cama.

Han pasado las horas
entonces lloro
lloro.



CEREMONIA

Nu avea importanţa necesară
Ecranul înfăţişa sfârşitul
limbajul uitat.

Într-un colţ
Obscena pasăre a nopţii.

Torent profund ocult
umbre furişate
măşti chinezeşti
eroi de roman rătăcind.

Walt Whitman
Lorca
Mistral şi Neruda
dansează tango.

Whisky-ul nu e rău.

În faţă un scenariu însângerat.

Un mag beat
îneacă cranii într-un acvariu
absurde pânze de păianjen
se profilează pe tavan
lumina se adună pe pianul abandonat
marionetele cântă lugubru
santalul şi scorţişoara te înăbuşă.
Şiruri de bărbaţi îmbrăcaţi în negru
Şiruri de femei îmbrăcate în roşu.
La uşă un uriaş şoarece Mickey surâde.

Nu pot să mă liniştesc.

Atmosfera apăsătoare
îmi cade pe spate.
Mă trezesc în patul meu.

Au trecut orele
şi atunci plâng
plâng.

 CONTEMPORARY LITERARY HORIZON 

     PROFIL CULTURAL
      Ingrid Odgers Toloza (Chile, Concepción, 1955).
     Poeta, novelista, gestora cultural, editora, directora de talleres literarios, crítica literaria, realizadora de programas de TV y radio. Tiene 18 libros publicados: Poesía, Novela, Ensayo. Ha sido nominada al Premio Regional de  Arte y Cultura del BioBio, Artes literarias 2008 y 2009  y postulada al Premio Altazor  2011, con su novela “Más silenciosa que mi sombra”.
     Es colaboradora de HLC del año 2010.

      Ingrid Odgers Toloza (Chile, Concepción, 1955).
    Poetă, romancieră, animator cultural, editor, director de ateliere literare, realizatoare de programe TV şi radio. A publicat 18 cărţi de poezie şi eseuri, precum şi romane. A fost nominalizată la Premiul Regional de Arte şi Cultură BioBio, Arte Literare 2008 şi 2009, şi a fost propusă pen-tru Premiul Altazor 2011, pentru romanul Mai tăcută decât propria-mi umbră.
     Ingrid Odgers Toloza este colaboratoare a revistei “Ori-zont literar contemporan”, cu poezie şi studii literare, din anul 2010.
       Traducere şi prezentare de Daniel Dragomirescu

Publicat de Daniel Dragomirescu la 13:13  

martes, diciembre 16, 2014

Poema Char

CHAR

¿Acaso te he condenado?
Es cierto, invade la tristeza
Tanta mentira
Tanto sueño desvanecido
Vasijas desplomadas
Tantos años ahogados 
Como un mar muerto
Que no dispensa misericordia
Por la frustración
Por las copas rotas
Por la sima inconclusa
Las piernas cansadas
La inocencia despavorida
¿Acaso te he condenado?
Serás tú quién muerda las horas
Serás tú el preso constante
El dueño de castillos 
de barro sempiterno
En la violenta senectud
El horror del error.

miércoles, diciembre 10, 2014

Poema 2014

2014

Ya no intento escribir el paraíso
Hablo al viento
No pido perdón
Me oculto tras las piedras
Huyo y  rehuyo
Los otros, esos otros
Pueden empezar a perdonar
Mi juego con las lagartijas
Mis ojos ocultos tras las ventanas
Tras las paredes o mi estructura
Rodando con puestas de sol
Los brazos remando a contra corriente
Sobre el fuego del desierto
Y mi sombra huyendo
de los dragones

Y los reyes de la centuria.

sábado, diciembre 06, 2014

Se

Se

No seas efímera
No me desanimes
No seas flor marchita

Tenme en el solitario risco sombrío
Tenme en el lago perdido sin nombre
Escucha la voz de los dioses
En voz alta enuncian nuestros nombres
Que no te toquen los pájaros enfermos
Que no te toque la sombría mañana del
Náufrago
Que no te toque

Y por Dios, por Dios que no te alcance.

Comentarios

No hay necesidad de templos, no hay necesidad de filosofías complicadas. Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón, es nuestro templo. Mi filosofía es la bondad. Dalai Lama

seres humanos

Los seres humanos no nacen
para siempre el día en que sus
madres los alumbran,
sino que la vida los obliga
a parirse a sí mismos una y otra vez.

Gabriel García Márquez (1927-?)


Porque escribí